La humillan por 'malcriar' a su hija con síndrome de Down, y su poderosa respuesta se hace viral
Kelly Dirkes estaba cargando a su bebé en un supermercado, cuando una mujer la detuvo para decirle que "malcriaría a ese bebé" y que así "nunca aprendería a ser independiente".
Dirkes, una madre que ha adoptado a dos niños con síndrome de Down, besó a su bebé en la cabeza, sonrió a la extraña y continuó de compras. Se podría decir que está acostumbrada a este tipo de consejos no deseados por parte de los extraños.
Pero esta vez, el comentario la tomó por sorpresa y no supo qué decir. Ella quería poner a la mujer en su lugar en ese mismo momento, pero en cambio, guardó su respuesta para cuando se hubiera calmado un poco.
Algún rato después, ya calmada, se sentó y le escribió una carta abierta a la mujer, y sus palabras son tan importantes que es bueno que todos las lean.
La carta describe cómo su niña fue abandonada en una guardería estéril cuando era una bebé, pero aprendió a confiar en sus padres adoptivos y depende de ellos para su amor y apoyo.
Querida mujer en Target:
Lo he escuchado antes, sabes. Que "mimo a ese bebé". Estabas convencida de que ella nunca aprendería a ser "independiente". Sonreí, le di un beso en la cabeza y continué con mis compras.
Si supieras lo que sé.
Si supieras cómo pasó los primeros diez meses de su vida completamente sola dentro de una cuna de metal estéril, sin nada que la consolara más que chuparse los dedos.
Si solo supieras cómo se veía su cara en el momento en que su cuidador del orfanato me la tendió para acunar por primera vez, fugaces momentos de serenidad se mezclaron con puro terror. Nadie la había sostenido de esa manera antes, y no tenía idea de lo que se suponía que debía hacer.
Si supieras que se quedaría en su cuna después de despertarse sin llorar, porque hasta ahora nadie nunca había respondido.
Si supieras que la ansiedad era una parte estándar de su día, junto con golpearse la cabeza en los rieles de la cuna y mecerse para obtener algo de confort.
Si supieras que esa bebé en el portabebés es desgarradoramente "independiente", y cómo pasaremos minutos, horas, días, semanas, meses y años tratando de anular la parte de su cerebro que grita "trauma" y "no es seguro".
Si supieras lo que sé.
Si supieras que esa bebé ahora gime cuando lo dejan en lugar de cuando la recogen.
Si supiera que esa bebé "canta" a pleno pulmón por las mañanas y después de la siesta, porque sabe que su parloteo hará que alguien la levante de la cuna y le cambie el pañal.
Si supieras que esa bebé se duerme en los brazos de su mamá o de su papá en lugar de mecerse a sí misma.
Si supieras que esa bebé hizo llorar a todos el día que buscó consuelo, totalmente espontáneo.
Si supieras lo que sé.
"Mimar a ese bebé" es el trabajo más importante que tendré, y es un privilegio. La llevaré por un tiempo más largo, o mientras me permita, porque está aprendiendo que está a salvo. Que ella pertenece. Que ella es amada.
Si tan solo supieras…
Desde que se publicó originalmente en Facebook, la carta de Kelly ha sido compartida más de 31,000 veces.
Muchas veces juzgamos a las personas sin considerar por lo que pueden estar pasando, hasta que llega alguien como este padre y nos da una gran lección.
Brent Gehring tuvo que ver a su hija Emma, de 6 años, luchar contra el cáncer cerebral la mayor parte de su vida.
La pequeña Emma no logra caminar sin su andadera, por lo que una noche, al salir de un local de comida, cargaba a su frágil hija en sus brazos. Un hombre comenzó a gritarle desde unos 30 pies de distancia.
"¿Qué diantres”, gritó el hombre. “Hazla caminar. Eso es lo que está mal con los niños de hoy".
Brent se acercó al hombre, todavía abrazando a Emma, y le preguntó si se refería a su hija, y luego le dijo: "No puede caminar pero estoy feliz de llevarla debido a todas las cosas increíbles que me ha enseñado a través de los años. Así que le aconsejo que no se dirija a mi hija de ninguna otra manera que no sea respetuosa".
La historia termina con los dos hombres llorando. Brent dijo que compartió esta historia no por simpatía, sino en un esfuerzo por cambiar la forma en que las personas piensan y viven.