Mi perro no es mi hijo, pero yo soy la madre de mi perro
El lazo entre un perro y su dueño es tan fuerte que quienes no han tenido la suerte de tener uno, les cuesta comprender que no son solo animales de compañías, sino miembros de la familia.
Muestra de ello, es un escrito publicado en España Hoy, donde su autora, Conchita Moreno explica fielmente los sentimientos que se desarrollan entre una persona y su perro, mismos que van más allá de una simple relación entre un animal y su dueño.
A continuación transcribimos las sentidas palabras de la autora.
Mi perro no es mi hijo
“Estoy harta de escuchar a la gente decirme tratas a tu perro como si lo fuera “.
Sé que no es mi hijo, ¡pero es mi perro!
Tengo un perro que me encanta y que a diferencia de un hijo, nunca será mayor de edad mentalmente, no se irá de casa y no me cuidará cuando sea anciana.
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Nunca será independiente ni autosuficiente: siempre va a necesitar de mí para comer, beber o simplemente hacer un poco de ejercicio.
Nunca será adolescente y no oiré las frases típicas de esa edad, “tú no me entiendes” o “que bolas que eres mamá”, pero tampoco escucharé nunca “te quiero”, “gracias”, “te necesito”.
No me juzgará, no se opondrá a mis ideas ni decisiones.
A diferencia de un hijo, nunca veré una parte de mí en mi perro, ni física ni mental. Es decir, no tiene ningún carácter hereditario.
Veré a mi perro crecer y envejecer.
No sólo seré quién cuidará de él en esa etapa, sino también quien lo verá irse para siempre. Inevitablemente.
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Simplemente, ese será nuestro destino.
Mi perro es un animal, no una persona y mucho menos mi hijo.
A pesar de ello, si soy su madre.
¿Irónico? ¿Cómo puede ser posible?
Creo que queda bien claro lo que es un hijo, pero… ¿una madre?
¿Qué crees que es una madre?
Una madre es esa persona maravillosa que se sacrifica por sus hijos, que tiene cura y que cambia su vida por el bienestar de su familia.
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Una madre mima, educa y ama incondicionalmente.
Por todo esto, mi perro no es mi hijo, pero yo, si soy su madre.
Soy todo lo que tiene, soy el líder de la manada.
No soy su dueña. Para él soy parte de su familia, de lo que para un perro puede ser una familia.
Siento pena por quienes no logran entenderlo porque nunca sabrán lo que significa sentir amor por una cosita que no habla, que no madurará y que no se expresa como un humano.
Nunca podrán tener lo que yo poseo… observar esa mirada con la que mi perro me lo dice todo.
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Mi perro no es mi hijo, pero yo soy su madre y gracias a mí, lleva una vida sana, plena y feliz.
A cambio de lo que para una persona es casi nada, para él soy su “todo”.
Madre-Hijo es una conexión natural, sin duda inigualable.
Sin embargo, la conexión con un animal no lo es y no todos pueden vivir esta sensación tan maravillosa.
Sólo espero que los hijos de quienes no conciben este amor y no entienden la importancia de un animal para algunas personas, puedan un día tener uno y obtener esa conexión que yo tengo con mi perro.
Sin lugar a dudas sus hermosas palabras son el reflejo de sus emociones y de muchos que coinciden con su opinión acerca del significado de un perro, pero otros consideran que esto no es correcto.
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El reconocido entrenador de perros, Cesar Millán, es de los que creen que el exceso de cariño hacia un perro dista mucho de ser algo positivo para él y que humanizarlos también es maltrato animal, hechos que explica con puntos muy validos.
Según lo publicado por Semana, Millán considera que ese exceso de amor hacia los animales, ha generado que sean tratados cada vez más como seres humanos, y para darse cuenta solo hace falta ver la cantidad de establecimientos en los que se humaniza a las mascotas.
Restaurantes de lujo, escuelas, fiestas de cumpleaños, clubes, peluquerías, almacenes de ropa y demás, son algunas de las actividades propias de las personas que desde hace un tiempo, están siendo practicadas por mascotas.
Ante esto, el “Encantador de perros” asegura que los caninos (y felinos) pierden su identidad, generándose un proceso de frustración que los hace sentir ansiosos e inseguros.
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No se están teniendo en cuenta las necesidades del animal. El ser humano se ha enfocado en ser profesional y no en tener familia. Por eso quieren llenar ese vacío con los animales. Pero los animales se sienten incompletos porque no son seres humanos y tienen otras necesidades físicas y psicológicas, aseguró Millán en una entrevista con la revista Contenido.
El experto comentó que en el presente, los problemas psicológicos en perros son mucho más frecuentes que hace 50 años, ya que la falta de actividad física y el aburrimiento, han socavado su salud mental.
“Un perro de la calle se comporta mejor que uno que vive dentro de la casa. Tiene ese reto de sobrevivir, de buscar alimento y desarrolla todas sus capacidades. El perro que vive en la casa no tiene trabajo, no camina más de 15 minutos, no tiene propósito”, aseguró Millán.
Ahora, el debate ahora recae en la interrogante de que animal vive a plenitud y con felicidad: ¿El perro vagabundo que sigue libremente sus instintos, sin estar sometido a ninguna regla, o aquel que está en el sofá de una casa aislado del resto de sus congéneres?