Racista entra a un bar repleto, mira alrededor y ve a un hombre negro sentado en la esquina
Los prejuicios solo traen odio y mal sabor de boca. Un racista tuvo una cucharada de su propia medicina y probó las consecuencias de su discriminación.
La ignorancia a veces lleva a las personas a ser intolerantes y a actuar en base a preceptos que no funcionan para encaminar a la sociedad a un mejor porvernir.
En la siguiente historia compartida por Bored Daddy, un racista cree que es más importante que todos los demás en un bar porque es rico. Sin embargo, hay una gran sorpresa esperándole.
Después de la lección que el arrogante hombre aprendió, probablemente no le quedarán más ganas de vanaglorearse de su estatus o de juzgar a alguien por su color de piel.
RACISTA Y ARROGANTE, MALA COMBINACIÓN
Un racista entra a un bar abarrotado. Mira a su alrededor y ve a un hombre negro sentado en un rincón. El racista camina hacia el bar, se da la vuelta y anuncia:
"Voy a comprarle a todos en este bar una bebida gratis, ¡excepto a ese hombre negro que está allí!"
Todos aplauden y aplauden al sujeto, y cuando compra la última cerveza, el hombre negro se da vuelta, levanta el pulgar y dice: "¡Gracias amigo!". El racista queda un poco desconcertado por su reacción, pero no le presta demasiada atención.
La noche siguiente, el racista entra al mismo bar y otra vez, hay un hombre negro sentado en la esquina, así que el racista, otra vez, va al bar, se da vuelta y dice:
"Voy a comprar a todos aquí un bebida gratis, ¡excepto a ese hombre negro que está allí!
Los clientes, encantados, abrazan y celebran al racista por su generosidad.
Nuevamente, cuando compra la última ronda, el hombre negro se da vuelta, levanta el pulgar y dice: "Gracias amigo!". El racista se rasca la cabeza y le pregunta al camarero:
"¿Por qué ese hombre negro me está agradeciendo cuando es la única persona para la que no estoy comprando bebidas?"
"Bueno", responde el barman, "Él es el dueño de este lugar".
UN ARREBATO RACIAL QUE TERMINÓ EN TRAGEDIA
Aunque este hombre aprendió su lección de manera pacífica, un condutor anciano en Portland no tuvo la misma suerte; pues decidió que sería buena idea insultar a un trabajador afroaméricano de FedEx porque supuestamente iba muy rápido.
La situación se caldeó cuando el mensajero no soportó más humillaciones y bajó de su caminón. El racista intentó golpear al empleado, pero el hombre de color le propinó un puñetazo en el ojo que lo envió a urgencias y posteriormente al cementerio.