Hombre de 83 años convirtió un basural en una hermosa plaza para niños con sus propias manos
Un abuelo tomó tiempo y dinero de su jubilación para convertir un basurero en un hermoso parque para los vecinos.
Serafín Casimiro se jubiló hace poco más de una década. En ese momento tuvo la necesidad de seguir haciendo algo y al ver el estado del terreno frente a su casa decidió transformarlo con sus propias manos.
"En su momento fui encargado del mantenimiento de la plaza principal de mi ciudad y cuando me jubilé tuve la necesidad de hacer algo. Entonces, vi que frente a mi casa, a las orillas del ferrocarril, estaba todo abandonado, con pozos, pastos largos y mucha basura. Así que decidí pedirles a los vecinos que dejaran de arrojar residuos para empezar a trabajar", comentó Casimiro a Crónica.
Fue así como se dedicó a limpiar el lugar y después plantó todo tipo de árboles como "pinos, palos borrachos, cactus de diferentes tipo, paraísos, rosales, pensamientos, palmeras y otros ejemplares".
En este momento, los empleados del municipio lo mantienen en buenas condiciones. Sin embargo, Casimiro cada año toma dinero de su jubilación y contrata a un experto en parques para hacerle mantenimiento.
"Voy a seguir haciéndolo porque es la mejor manera de ver que la gente se junta. Vivo a 12 metros, me separa sólo una calle", indica.
Recientemente el Concejo Deliberante le dio un reconocimiento como "Vecino destacado por su contribución a la mejora de la calidad de vida".
Casimiro pretende poner “algunos juegos de salud para los adultos mayores”.
El parque está ubicado en la localidad de Cerrillos, a 25 kilómetros de la ciudad de Salta. Tiene 35 mil habitantes y es conocida por sus carnavales.
Mejorar la calidad de vida de la gente que vive cerca puede ser un gran proyecto para muchas personas.
"Voy a seguir haciéndolo porque es la mejor manera de ver que la gente se junta..."
Por eso, treinta desconocidos, habitantes de Independence, Misuri, decidieron unirse y ayudar a una anciana que necesitaba asistencia.
A finales de agosto de 2018, un grupo de personas de buen corazón supo que no podían abandonar a una abuelita cuya casa estaba a punto de ser calificada como no apta para vivir.
Trabajadores del sindicato United Auto Workers no dudaron en salvar la casa de Gina Gibson cuando vieron que ella estaba a punto de perderla.