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Miss Málaga dona su cabello para hacer pelucas porque cuando era niña tuvo cáncer

La actual reina de la belleza pasó siete años en el hospital donde jugaba a ser modelo mientras recibía quimioterapia.

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María Sánchez pasó gran parte de su infancia en hospitales luchando contra su enfermedad. Tenía tan solo tres añitos cuando desfilaba para las enfermeras del Hospital Niño Jesús de Madrid. Le gustaba jugar a ser modelo mientras se sometía a quimioterapia.

A pesar de su enfermedad, era una niña alegre que disfrutaba de mostrar sus boinas de colores, pañuelos y hasta toallas. Solía imaginarse que el espacio enfre un sofá y otro era una pasarela en la que solía desfilar.

Cinta Rosa. Fuente: Pixabay

Cinta Rosa. Fuente: Pixabay

La pequeña tenía un tumor en el mediastino y se enfrentó a la caída del cabello al comenzar su tratamiento. Se sometió a una operación, dos autotransplantes de médula, radioterapia y un tratamiento experimental. Fue dada de alta justo cuando cumplió los diez años de edad.

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Todavía recuerda la tristeza que sentía cuando llegaba al centro y no encontraba a alguno de sus compañeros con los que pasaba el tiempo durante los fuertes tratamientos oncológicos.

"¿Rubén?", preguntó un día. "Le dieron el alta", le respondieron entonces sus padres que tenían solo 28 años. La verdad era que su amiguito nunca regresó a su hogar, tampoco logró superar la terrible enfermedad.

"Me dio pena. De mayor descubrí la verdad", admite María.

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María también afirma que nunca usaba peluca ya que le gustaba no tener pelo. Le gustaba lucir diferente ya que eso le permitía jugar con trapos de cocina, los cuales usaba con diademas para simular una cabellera. A pesar de su comodidas con la calvicie, afirma que llegó a sufrir de bullying por parte de un adulto:

"Los más pequeños no tienen maldad. Sí recuerdo ir caminando por la calle y que una señora retirara a su hijo que me había cogido la mano. Creería que el cáncer era contagioso".

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Sánchez sabe muy bien lo dificil que puede ser para una niña verse diferente al resto. Por lo tanto, le gusta donar su cabello. Cada dos años le pide a su madre que le recorte su melega y lo envía por correo a la organización "Mechones Solidarios".

"A quienes tienen hasta 14 años, no se les cobra. Tampoco a las familias de bajos recursos. Todo depende de los ingresos de cada uno, hay quienes pagan hasta los 500 euros", señala Estela Guerisoli, presidenta de Mechones Solidarios.

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Donar cabello es uno de gestos más tiernos que alguien puede tener hacia algún paciente con cáncer. Al igual que María Sánchez, Ashley Smith también lo sabía bien.

Ashley Smith, de 29 años, era consejera de un campamento de verano donde conoció a Alyssa White. de 16 años. Después de descubrir que la adolescente fue diagnosticada con linfoma de Hodgkin, Smith decidió cortar y donar su cabello. La donación sería justo a tiempo para el baile escolar de su amiga.

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