Mamá queda sorda tras embarazos causar crecimiento incontrolable de huesos del oído
Una mamá pensó que algo malo le sucedía a su bebé, pues no lloró al nacer. Lo que no había notado es que había quedado casi totalmente sorda durante el parto.
La bebé Beatrix estaba llorando, pero Kate Llewellyn-Waters había perdido 60% de su capacidad auditiva en el parto, debido a un extraño defecto genético que atacó su oído durante el embarazo. Los doctores no notaron el vínculo al principio, y tras tener a su segundo hijo, Albert, dos años después, perdió otro 10% del oído.
Kate ha sido diagnosticada desde entonces de otoesclerosis, una inusual condición en la cual las hormonas del embarazo hacen que los huesos del oído crezcan y bloqueen el canal auditivo. La madre podría quedar totalmente sorda si tiene un tercer hijo.
"No tenía idea de que me estaba quedando sorda, para nada."
"Estaba embarazo, así que había muchos cambios y no me di cuenta de mi pérdida auditiva hasta que mi marido notó que no lo oía bien. Yo noté la pérdida inicial durante mi primer embarazo al entrar al tercer trimestre, pero no hice la conexión", cuenta Kate. En su tercer semestre, Kate dijo que los doctores le explicaron que era un crecimiento óseo, y que sólo una riesgosa operación podía mejorar la condición, pero también podía dejarla totalmente sorda.
Decidió no someterse a la operación, pues la pérdida auditiva era muy pequeña en ese punto. "Pero tras dar a luz a Beatrix, mi oído casi inmediatamente decayó", agregó Kate. "Tras la cesárea, empecé a entrar en pánico porque no oía a Beatrix llorar, pero estaba llorando, yo sólo estaba sorda".
"El diagnóstico fue muy duro, yo vivía con muy pocas horas de sueño y estaba trabajando a medio tiempo. Era ir a cada rato al hospital a ver al audiólogo, con un recién nacido encima, y recuerdo estar muy confundida sobre porqué esto me estaba pasando. Era muy difícil conseguir respuestas, y los audiólogos decían que era muy inusual."
Ahora Kate usa dispositivos electrónicos que la ayudan a escuchar mejor, además de haber aprendido a leer labios. Beatrix, que ya tiene seis años, y Alfie, de cinco años, funcionan como los oídos de su madre. "La pérdida auditiva causó aumento de ansiedad, especialmente por mi miedo de no poder oír a mis hijos cuando me necesiten", agregó Kate.
"Mis hijos han aprendido a ser más pacientes, porque no siempre puedo oírlos, aunque mis dispositivos auditivos son fantásticos. Tengo alarmas y monitores en sus alcobas, para poder oírlos cuando estoy en el piso de abajo y ellos en el de arriba. Hemos tenido que aprender a adaptarnos, fue un efecto secundario del embarazo que definitivamente no me esperaba."
Kate actualmente tiene una pérdida auditiva de 70%, y está reduciéndose.
Aún queda la opción de la cirugía, pero podría llevar a la sordera total. En el mejor escenario, ni siquiera permitiría a Kate recuperar la capacidad sensorineural perdida. Kate está aprendiendo a vivir con su condición, por ahora, pero aclaró también que no cambiaría a sus hijos por nada en el mundo.
"Nunca me habría imaginado lo mucho que me afectaría más adelante... cada audiólogo al que he ido a ver exclama, 'eres tan joven para tener esta condición'. Podría quedar totalmente sorda si tuviese un tercer hijo, pero no me arrepiento ni por un instante de haber tenido hijos. ¡Pero definitivamente no voy a tener un tercero!
En otro impactante caso, Guido Fernández, un hombre argentino, tenía 35 años de edad cuando una noche quedó ciego, sordo y en estado de coma debido al fuerte estrés laboral que sufría desde hace tiempo.
El hombre era productor de una importante cadena de televisión, "Sábado Bus" y su trabajo era tan demandante que no le permitía relajarse. Han transcurrido 8 años de ese día y su testimonio sigue dando de qué hablar.