Frida Kahlo y Diego Rivera: la historia de un amor apasionado y tormentoso
Todo el mundo conoce las obras de Frida Kahlo, pero pocos saben su tormentoso amor el también pintor Diego Rivera.
La historia de los dos artistas plásticos comenzó cuando ellos se conocieron cuando Diego pintaba el auditorio de la escuela donde ella estudiaba secundaria, los pintores unieron sus vidas en 1929, Frida se arriesgó con Rivera ya que este tenía un largo historial de amores.
Entre las parejas más sonadas de Rivera estuvieron, Angelina Petrovna y Marevna Vorobev-Stebelska ambas pintoras rusas, con la primera se casó y con la segunda tuvo un hijo.
Frida y Diego junto a su mascota frente a una cabaña, Ciudad de México, 1940. | Foto: Getty Images
COMIENZO DE LA RELACIÓN
La naturaleza pasional y fuerte de ambos personajes históricos de la cultura mexicana hizo de su relación un torbellino de emociones, la pareja decidió tener una relación abierta donde ambos tenían la posibilidad de estar con otras personas y alejarse el uno del otro cuando fuera necesario.
Rivera aprovechando esta situación mantuvo un romance con la hermana de Kahlo, esto le creó una fuerte depresión a la pintora que en sus cartas expresó el amor que sintió por el muralista al punto de aceptar que estaba obsesionada con él.
Este romance de Rivera con su hermana Frida lo tomó como una traición a pesar de su acuerdo inicial con Diego, por lo que buscó venganza cuando el reconocido pintor ruso León Trotsky llegó a México huyendo de su natal Rusia en 1937 manteniendo una relación con él a sabiendas de la admiración que Diego sentía hacia el ruso.
DIVORCIO INEVITABLE
Luego de este duro golpe asestado por la pintora a Rivera la relación llegó a un punto de no retorno que desencadenó en el divorcio que ocurrió en 1939, separación que fue solo en el papel ya que los artistas no perdieron contacto luego de esto.
En una de sus cartas Frida escribió, “Ahora que hubiera dado la vida por ayudarte, resulta que son otras las ‘salvadoras’… Pagaré lo que debo con pintura, y después aunque trague yo caca, haré exactamente lo que me dé la gana y a la hora que quiera…", dijo.
Y agregó: "Lo único que te pido es que no me engañes en nada, ya no hay razón, escríbeme cada vez que puedas, procura no trabajar demasiado ahora que comiences el fresco, cuídate muchísimo tus ojitos, no vivas solito para que haya alguien que te cuide, y hagas lo que hagas, pase lo que pase, siempre te adorará tu Frida”, en modo de despedida.
Por su parte Rivera menos expresivo se abrió cuando ocurrió la muerte de Kahlo en 1955, aceptando lo que significó la pintora para él, “Yo me he dado cuenta que lo más maravilloso que me ha pasado en la vida, ha sido mi amor por Frida”, sentenció el muralista sobre la mujer que dejó una huella por sus pinturas y sus palabras las cuales dejaron marcas a través de sus poemas y cartas.