Aquí hay 6 casos en los que la mujer debe elegir una cesárea en lugar de un parto natural
Algunos profesionales son muy críticos con las altas tasas de cesáreas en el mundo, un hecho que se atribuye en muchos casos a la conveniencia de los doctores y la cobardía de algunas mujeres.
Por eso es importante entender exactamente cuándo la cesárea es necesaria, pues se trata de una cirugía mayor que puede traer riesgos y, por lo tanto, solo debería hacerse en casos excepcionales y cuando la madre tiene algún problema de salud.
El parto normal es considerado por muchos médicos como la forma más adecuada para dar a luz y también como una parte esencial de la vida de las mujeres. Significa decir que, fisiológicamente, las embarazadas están preparadas para este gran evento.
Sin embargo, algunas complicaciones son determinantes para definir si el parto se realizará de forma natural o a través de una cesárea. Existen algunas situaciones en las que las futuras mamás no pueden someterse a un parto vaginal de ninguna forma. Son condiciones bastante raras, pero suceden.
Estos indicadores de cesárea son:
Placenta previa: es una complicación que ocurre cuando la placenta obstruye el cuello del útero de manera total o parcial. Además de impedir el parto, también puede causar sangrados graves a la madre.
Vasa previa: sucede cuando los vasos sanguíneos del cordón umbilical o la placenta cruzan el canal de parto antes que el bebé. Con el trabajo de parto esos vasos se pueden romper y perjudicar al feto, por eso en estos casos se suele agendar una cesárea.
Herpes con lesiones durante el trabajo de parto: si la mujer tiene herpes genital y las lesiones están activas cuando entra en trabajo de parto se indica realizar una cesárea para evitar que transmita la enfermedad al bebé.
Posición transversal: antes del trabajo de parto los médicos pueden intentar varias maniobras para cambiar la posición del bebé. En el caso de que eso no ocurra y él esté mal posicionado en el cuello uterino (de nalgas, por ejemplo), la cirugía es la mejor opción.
En caso que el bebé venga de nalgas con los piecitos hacia abajo, el parto normal sigue siendo una alternativa viable ya que el equipo médico está preparado para ese tipo de procedimientos.
El SIDA: portar el virus del HIV no obliga a las madres a realizarse una cesárea. Sin embargo, en el caso de haber desarrollado SIDA sí porque, de lo contrario, el bebé está en riesgo de contraerlo a través del contacto con la sangre de la madre.
Desprendimiento de la placenta: es un cuadro que ocurre cuando la placenta de desprende de las paredes del útero. Puede ser perjucidial para el bebé porque es la responsable de ofrecer nutrientes y oxigeno al bebé durante la gestación.
Cuando sucede este problema la mujer debe hacer reposo absoluto. Al entrar la mujer en el tercer trimestre y en una edad gestacional adecuada, se realiza una cirugía de emergencia.
Bajo esas condiciones es absolutamente necesario que las embarazadas se realicen cesáreas, pero existen otras que pueden necesitarlas también, aunque depende de los detalles de cada caso.
Algunos ejemplos pueden ser el prolapso del cordón umbilical, la desproporción cefalopélvica, la frecuencia cardíaca fetal y otras.