Condición cerebral peligrosa obligó a madre a dar a luz temprano con pocas posibilidades de sobrevivir
Una madre de Virginia Occidental, que descubrió que tenía una condición cerebral que amenazaba su vida durante el embarazo, arriesgó su vida para salvar a su bebé.
Según informó Inside Edition, Jennifer Chase Shinsky, de 38 años, dijo que estaba experimentando rigidez, visión borrosa y mareos cuando tenía alrededor de cinco meses de embarazo en julio de 2017, pero pensó que algunos de los síntomas se debían al embarazo.
"También tenía rigidez en los músculos del cuello", dijo Shinsky al portal web.
Shinsky fue al oculista para revisar su visión y este la remitió a un neurólogo para una resonancia magnética. Fue entonces cuando los médicos encontraron células sanguíneas anormales en su cerebro. Ella fue diagnosticada con malformación arteriovenosa que a las 28 semanas de embarazo, puso en riesgo su vida.
"Dijeron que la preocupación era que los vasos sanguíneos estallaran. Al estar embarazada, has aumentado el flujo sanguíneo. La principal preocupación es la muerte", explicó Shinsky.
Ella y los doctores querían darle a su hijo, Wesley, la oportunidad de continuar desarrollándose, así que esperaron hasta que tuvo 29 semanas y seis días para practicarle una cesárea.
El Dr. Mark Bain, neurocirujano de la Clínica Cleveland, donde Jennifer recibió tratamiento, explicó a The News Center por qué el tiempo era amigo y enemigo.
"Se nos ocurrió que íbamos a esperar un tiempo para que el bebé pudiera desarrollarse más completamente y que fuera más seguro cuando naciera el bebé", dijo.
"La desventaja de eso es que planteó un cierto riesgo para Jennifer que lo haría tiene que esperar un poco más con la MAV sintomática y hubo algún riesgo de hemorragia durante ese período", agregó Bain.
Los médicos le colocaron un monitor de presión en el cráneo al mismo tiempo de la cirugía para vigilar su cerebro. La operación, combinada con su condición, era potencialmente mortal, y la madre también estaba preocupada por las complicaciones para su hijo con un nacimiento prematuro.
Después del parto, Wesley fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permanecería durante 45 días, pero aparte de necesitar un tubo de alimentación y ayuda para respirar, estaba sano.
"Hubo días en que me sentía culpable por no estar con él todos los días", dijo Shinsky. Pero todo valió la pena, ya que Wesley, de 9 meses, y su madre, están bien ahora.
"Durante esos dos días, mi adrenalina fue lo único que me mantuvo en pie", dijo. "Yo era el único tipo de retransmisión de fotos e información. Él está bien. Y luego iría a verlo y le diría que está bien", expresó ella a The News Center.
"Jennifer durante todo esto fue una piedra. Estaba absolutamente sorprendido. Creo que lo hizo mejor que los médicos que participaron en su cuidado”, concluyó el Dr. Bain.