A las artesanas mayas se les pagan 235 pesos por hacer bolsos que se venden por 28 mil
Aunque las bordadoras indígenas consideran que Christian Louboutin les pagó bien por su trabajo, hay quienes acusan al famoso diseñador francés de ‘explotador’.
En junio del año pasado, la compañía de Christian Louboutin presentó en internet su bolso Mexicaba, un llamativo accesorio femenino con los exclusivos bordados de las mujeres mayas.
La publicación se centraba principalmente en la relación de Louboutin con Taller Maya, una marca con sede en México que "trabaja con artesanos de la Península de Yucatán en la creación de piezas únicas con historia y gran valor cultural".
También, el post destacaba el compromiso de la marca de donar 10 por ciento de cada venta a Taller Maya.
Pero con los bolsos, que se han agotado por 1.490 dólares cada uno, algunos cuestionaron si la compañía compensó justamente a las mujeres que crearon los diseños, informó el portal Remezcla.com.
En un comentario en una publicación de Instagram del 17 de junio de 2017, Louboutin World declaró que "a los artesanos que trabajaban en el Mexicaba se les pagaba un salario equitativo por su trabajo".
Casi un mes después de la publicación de la compañía, un artículo de El Universal titulado ‘A indígenas mayas les pagan 200 pesos por adornar bolsas de 28 mil’, arrojó algo de luz sobre los términos de la compensación.
Según María Deysi Balam Cauich, de 54 años, una de las mujeres mayas que trabajó con la marca de alta costura, Louboutin pagó entre 227 y 238 pesos, aproximadamente $ 12.81 y $ 13.43 por cada bordado.
María y otras tres mujeres de Maxcanú que participaron en el proyecto dijeron a la publicación que ganaron un total de aproximadamente 7.000 pesos, unos $ 394, por tres meses de trabajo.
Por su parte, las mujeres mayas, que fijaron el precio, dijeron que Louboutin les pagó bien.
"Está bien que se vendieran bien", dijo María. "Este trabajo fue una bendición, y pudimos ganar un buen dinero que no habíamos visto en mucho tiempo".
La marca francesa proporcionó tela, hilo y otros materiales a las mujeres. El diseñador las visitó en diciembre de 2016 y encargó un total de 2.000 piezas a las artesanos de Maxcanú, pero también de otras partes de Yucatán, incluyendo Xohuayán, Oxkutzcab y Maní.
Imagen tomada de: Youtube/Minuto92
Después de que El Universal publicó su artículo, la gente volvió a esa publicación de Instagram del 17 de junio y llamó a Louboutin ‘explotador’.
Surgió tanta controversia que en una entrevista con Reporte Índigo, Graciela Zavala, quien representa a la Fundación Haciendas del Mundo Maya, que ayudó a darle vida al programa, aclaró algo de la información.
Imagen tomada de: Youtube/Minuto92
Según Zavala, los $ 12 que ganaban las mujeres no eran por bolsa, sino por bordado. Cada bolsa, dijo, tiene tres bordados.
También reiteró que las tejedoras mayas establecieron el precio ellas mismas. Pero como muestra el video de El Universal, María Deysi se sorprendió cuando supo el precio de las bolsas.
Imagen tomada de: Youtube/Minuto92
Según Zavala, las mujeres generalmente cobran entre 120 y 150 pesos, pero aumentaron su tarifa a 235 pesos / bordado para Louboutin. (No aclara si este es el monto que obtuvieron todas las mujeres que participaron en el proyecto.)
Zavala también agregó que las mujeres no crearon las bolsas -que fueron producidas en Italia- ni cosieron a mano a los bordados. En cambio, usaron una máquina de bordar y un telar.
Y aunque los comentarios de Zavala llenan algunas lagunas, eso no significa que Louboutin esté exento de culpa.
Imagen tomada de: Youtube/Minuto92
A pesar de que el diseñador les permitió a las mujeres fijar su precio, se plantea la cuestión de si es ético o no pagarles a estos artesanos un precio que no sea proporcional al costo del bolso.
Las mujeres no tenían idea de que Louboutin vendería los bolsos por casi $ 1,500. Por lo tanto, aceptar la oferta de estas mujeres se siente especialmente atroz, especialmente cuando se considera la marginación de las comunidades indígenas.
Imagen tomada de: Youtube/Minuto92
Aunque también se puede decir algo acerca de quienes compraron las bolsas (tipos adinerados y divorciados del contexto cultural en el que trabajan y viven estas mujeres), parece que la mayoría de los comentaristas se han centrado en la compensación.
Y es una conversación necesaria, porque esta no será la última vez que una marca trabaja con artesanos indígenas.