Mujer tiene el objetivo de volverse inmóvil y ser nombrada la mujer más gorda del mundo
Con más de 317 kilos, la modelo de talla grande quería ser la mujer más obesa del mundo, pero tuvo una epifanía tras 2 abortos. Perdió un cuarto de su peso para salvar a su bebé.
Monica Riley, una mujer de 30 años de Fort Worth, Texas, y su novio Sid, son parte de una cultura fetichista conocida como "feeders", que involucra a un miembro de la pareja alimentando y alentando al otro para ganar peso para excitarse sexualmente.
Esta subcultura tiene muchos miembros. Mónica solía ser notoria dentro de esta comunidad por su deseo de llevar las cosas hasta el extremo, ganando peso hasta no poder moverse y ser la mujer más pesada del planeta.
Pero su perspectiva cambió cuando se dio cuenta de que jamás sería madre si seguía con ese estilo de vida. Así que tomoó una decisión, y perdió una asombrosa cantidad de peso.
Fuente: Youtube/Gamer Girl Lai
CAMBIO DE PRIORIDADES
En 2016, Monica se comía 6 bollos, 6 salchichas en pan, cereal lleno de azúcar, 2 batidos para ganar peso, 4 sándwiches McChicken, 4 hamburguesas de queso dobles, papas fritas grandes, 30 nuggets de pollo, macarrones con queso, Taco Bell, y un galón de helado, todos los días, para llegar a su peso ideal.
La comida era la forma de llegar a su meta, pero era también una adicción, como llegó luego a admitir. Y no fue nada fácil superarla. Hizo falta un serio golpe emocional para que Monica decidiera cambiar su vida.
A pesar de que no era parte de sus planes inmediatos, Monica y Sid estuvieron dichosos al enterarse de que ella había quedado embarazada. Pero cuando sus primeros dos embarazos terminaron en abortos espontáneos, entendieron que si querían comenzar una familia, tendrían que cambiar sus prioridades.
Fuente: Youtube/Gamer Girl Lai
LLAMADO DE ALERTA
Monica tuvo que aceptar que lo que le estaba haciendo a su cuerpo era dañino. El efecto de sus hábitos alimenticios sobre sus dos fetos también sirvió para llamar la atención a otros problemas con su salud.
Se enteró de que había desarrollado diabetes tipo 2. La pareja decidió que esperarían a que Monica lidiara con su condición antes de intentar tener hijos nuevamente. Pero entonces, Monica quedó embarazada de repente, por tercera vez.
No hubo tiempo para posponerlo. Tuvo que hacer un cambio radical en su dieta, y comenzar a ejercitarse de inmediato para poder completar el embarazo y recibir una nueva vida.
Fuente: Youtube/Gamer Girl Lai
No sólo quería tener un bebé sano, pero también quería poder estar presente para el bebé, Esa era una motivación adicional que le ayudó en su lucha por perder peso.
"Estoy cambiando la forma en la que como, me ejercito y cuido de mi cuerpo. Intento dormir bien cada noche y caminar cada día, y ya me siento diferente", dijo Monica.
"Quiería poder estar activa con mi bebé, quiero poder levantarme y estar con él o ella y estar involucrada de toda forma. No puedes hacerlo si no puedes moverte", dijo Monica. "La comida para mí era prácticamente una adicción, como el alcohol o las drogas".
NO FUE NADA FÁCIL
Monica primero tuvo que lidiar con la culpa que sentía tras haber perdido a dos bebés por su obsesión con la comida.
"Estaba deprimida y lloraba mucho. Hice de tripas corazón y seguí adelante. Tuve que ponerlo todo detrás de mí y básicamente fingir que nunca pasó", contó.
Pero a medida que pasaba el tiempo, entendió que esa sensación de culpa no desaparecería por su cuenta ni la ayudaba en lo absoluto. Así que comenzó a esforzarse en perder peso, y Sid la apoyó a cada paso.
"Estoy cambiando la forma en la que como, me ejercito y cuido de mi cuerpo. Intento dormir bien cada noche y caminar cada día, y ya me siento diferente", dijo Monica.
Lo mas difícil fue la dieta, pero tenía fuertes razones para apegarse a ella. Mostró mucha determinación, tras haberse enfocado en comer mejor.
"La dieta ha sido muy difícil. Hubo mucho llanto y muchos retos mentales. La comida era una adicción para mí, como el alcohol y las drogas para muchos", admitió.
TEMÍA PERDER A SID
Sid, siendo un "feeder", se interesó originalmente en Monica precisamente por su obesidad mórbida, así que ella temía que su pérdida de peso la hiciera menos atractiva para él.
"Había parte de mí que se preocupaba de que si perdía peso, Sid perdería su interés en mí sexualmente. Nos conocimos en un sitio web de fetichistas de gorditas hace más de un año, y sabía que él amaba mis curvas. Le hablé al respecto y me aseguró que me ama sin importar mi tamaño", contó.
Sid dijo que "ver a Monica aumentar de tamaño me hacía sentir orgulloso", pero que la relación ha crecido hasta el punto que desea estar con ella sin importar su apariencia.
"No sólo me atrae su cuerpo, me atrae ella del todo, como persona. En este momento, no me importa si pesa 55 kilos. Le dije que incluso si se pone flaquita, seguiré enamorado de ella", dio.
FELICES PADRES
Hoy en día, Monica y Sid son felices padres de una niña de 1 año, y están comprometidos, viviendo untos en un amoroso hogar. Si bien Monica ha perdido muchísimo peso, sigue teniendo mucho trabajo por delante.
A pesar de haber cambiado sus hábitos y metas, Monica insiste en que no lo hizo por su apariencia, y que defiende la positividad corporal para todos los tamaños y formas. "No tengo un peso ideal en mente, se trata más de salud que de talla", dijo.
Monica y Sid serán de las primeras parejas que aparecerán en el futuro show de TV, "Extreme Love", un documental que se estrenará a finales de diciembre en We TV, donde contarán su historia al mundo.
Pero no todas las relaciones son tan buenas como la de Aunque el exnovio de Alvina Rayne, la llamaba "gorda" y la humilló en repetidas ocasiones, quiso regresar con ella al ver que había cambiado su físico tras perder 60 kilogramos de peso.
En mayo de 2016, Rayne, de 32 años y oriunda de Filadelfia en Pensilvania, compartió que estaba en medio de una relación abusiva cuando alcanzó los 124 kilos, el mayor peso de su vida, soportando que su pareja la llamara "pedazo gordo de basura".
El sobrepeso incluso la obligó a comprar ropa de hombre, ya que la ropa para mujeres no le quedaba, pero todo cambió en el año 2009, cuando no solo rompió su relación poco saludable con la comida, sino también con su novio.