Hijo relata cómo fue el funeral de su papá en la pandemia: 'Solo seis de nosotros y una webcam'
El distanciamiento social resulta una dura medida cuando muere uno de los nuestros y se añora un abrazo que haga menos duro el sufrimiento.
El padre de Colin Forshaw, Eddie, murió por complicaciones del Parkinson a los 88 años, pero la pandemia por el coronavirus cambió las reglas del servicio funerario, por lo que solo pudieron asistir seis miembros de la familia.
Cada integrante de la familia se sentó en sillas separadas por más de dos metros, mientras una cámara web compartía el último adiós de Eddie al resto de la familia y amigos.
UN ADIÓS INCOMPLETO
Eddie Forshaw tuvo una buena y larga vida. Felizmente casado durante 65 años con la madre de Colin, era padre de 5 hijos, abuelo de 12, bisabuelo de 16, y un hombre gentil y divertido que había servido a su país como sargento en el ejército antes de trabajar en la industria de la construcción.
En un tiempo normal, este generoso hombre debió tener un servicio funerario lleno de familiares, amigos y vecinos, donde abundaran las lágrimas, los abrazos, consuelos para su viuda Edith, y una reunión donde celebraran la gran vida de Eddie compartiendo divertidas anécdotas entre comidas y bebidas.
Pero a pesar de que la muerte no fue producida por el terrible COVID-19, sino por complicaciones de la enfermedad de Parkinson, su despedida estuvo regida por las restricciones establecidas en Gran Bretaña.
Pasillo de un hospital. | Foto: Pexels
La suerte quiso que Eddie estuviera hospitalizado al agudizarse la crisis del coronavirus y tomarse medidas radicales de aislamiento, por lo cual su esposa e hijos no pudieron acompañarlo en el hospital, ni en la morgue. Ni siquiera pudieron rezar por él en la capilla.
Tampoco pudieron organizar un funeral. Tan solo esperar a que les dieran hora y fecha para la cremación, lo cual ocurrió un mes después. Solo pudieron asistir la viuda de Eddie, su hija que la estaba acompañando desde la muerte de su padre, dos de sus hijos, una nuera y uno de sus nietos.
Cámara web. | Foto: Pixabay/Aksa2011
La llegada al crematorio fue cada grupo familiar por separado, en vehículos diferentes, sin hablarse, sin caminar juntos, sin abrazarse entre sí. Al entrar, el ataúd destacaba en el recinto sin una sola flor alrededor, ni un mensaje de cariño. Nadie pudo acercarse a él.
La familia cantó las canciones favoritas de su padre y hubo un par de lecturas. Para compensar la falta de dolientes, reprodujeron una grabación de la final de la Copa FA, donde la fanaticada del Wigan Athletic cantaba 'Abide With Me', una de sus canciones favoritas.
Cementerio. | Foto: Pexels
Finalmente, aprovechando el sol de primavera y manteniendo el distanciamiento establecido, la familia sacó las bebidas que llevaban en bolsas, y brindaron por Eddie.
De alguna manera, todos sintieron que era un proceso incompleto, donde no llegaron a sentir el alivio que da el llorar en el hombro de ese ser querido, escuchar las historias, mirar por última vez el rostro amado de esa persona a quien le damos el último adiós. Eso también se ha perdido para muchas familias en esta terrible pandemia.