Hombre pobre se siente destruido cuando niña huérfana se le acerca y dice: "Papi, ¿viniste a buscarme?" - Historia del día
La vida de un pobre hombre dio un giro inesperado cuando una niña huérfana se encontró con él y lo llamó papá. Tras conocerla, decidió dejar su trabajo y cambiar su vida por completo.
“Claro, llegaré a tiempo. ¡Sí, gracias!”, respondió Jaime y colgó el teléfono. Había solicitado ser voluntario interno en un hogar de crianza temporal y finalmente fue aceptado.
Tenía 29 años y era soltero. Durante un tiempo había soñado con formar una familia, pero descartó la idea. Prefería permanecer soltero porque sus finanzas nunca lo habían alentado a casarse y tener hijos.
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En su tiempo libre, a Jaime le gustaba ayudar a los desfavorecidos y a los huérfanos. Sabía lo que era vivir así, pues había estado en su lugar en un momento, y podía conectarse mejor con ellos.
Cuando finalmente fue aprobado como voluntario en el hogar de crianza temporal, se sintió muy satisfecho. Aunque siempre se sintió solo, ser voluntario allí le permitía disfrutar de la compañía de los niños, y a Jaime le encantaba compartir con los pequeños.
Además, también era un hombre muy amable. Un día, llevaron a una niña mientras él trabajaba en el hogar de acogida. Ella llevaba dos coletas y una linda pinza para el cabello, y abrazaba su osito con fuerza mientras bajaba del auto en la puerta principal.
Jaime había escuchado al cuidador de acogida hablar sobre la pequeña, y sabía que la habían llevado allí porque su madre soltera había muerto, dejándola huérfana. Cuando ella entró, el hombre pudo ver que sus ojos estaban llorosos y que miraba a su alrededor, confundida.
Aunque se sentía mal por ella, Jaime volvió a sus otros compromisos ese día. De repente, la niña se acercó corriendo a él y comenzó a tirar de su camisa.
“Papi, ¿viniste a buscarme? ¿Me vas a llevar a casa?”, preguntó, sonriendo a través de las lágrimas. Jaime se sentía confundido. Nunca había tenido novia, y mucho menos un hijo. ¿Por qué lo llamaba papá?.
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Él estaba haciendo todo lo posible por ocultar su sorpresa. Entonces sonrió y se arrodilló frente a ella. “Hola, soy Jaime. Eres Laura, ¿verdad? Lo siento, cariño, pero no soy tu papá”.
La sonrisa de la niña se desvaneció y empezó a llorar. “Pero… deberías ser mi papá. ¿Por qué me mientes?”.
El hombre no sabía qué decir. Realmente no había conocido a la niña antes. “Bueno, cariño”, dijo. “Tal vez me confundiste con alguien más. No soy tu papá”.
Pero la niña se negaba a escuchar. “¡NO! ¡Tú eres papá! ¡El Sr. Esponjoso también lo sabe! ¡Tú me compraste al Sr. Esponjoso! ¡Es mi juguete favorito!”.
“Pero”. Jaime no llegó a terminar cuando una voz lo interrumpió de repente.
“¡Laura, cariño, entra!”, dijo.
El hombre miró hacia arriba y vio a la cuidadora de acogida, Clara, que parecía muy preocupada. “Laura, cariño, ¿qué tal si entras y te pones cómoda?”, le dijo a la niña. “Puedes hablar con Jaime más tarde. El Sr. Esponjoso también debe estar cansado”.
La niña se mostró reacia al principio, pero después de que Clara la consoló cuidadosamente, ella accedió. Cuando Laura se fue, la mujer se disculpó con Jaime. “Lo siento. Las cosas no han sido fáciles para ella”.
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“Pero, ¿por qué me llamaría papá? No la conozco. ¿Qué le pasaría?”, preguntó Jaime.
Clara suspiró. “Su padre no era un buen hombre. Las abandonó a ella y a su madre. Ella solo tiene seis años. Después de que su madre murió, Laura simplemente no pudo soportarlo. Está estresada y llora constantemente, y espera que alguien venga a buscarla”.
“Pero la cosa es que nadie lo hará. La madre de Laura nunca le dijo la verdad sobre su padre. Ella le dijo que él llegaría pronto a buscarla, y la niña seguía esperando. Eres la tercera persona hoy a la que llama papá”.
“Era muy pequeña cuando su padre se fue, por lo que tiene una vaga imagen de él en su mente. Actualmente, está en terapia y espero que se recupere pronto”.
“Eso es terrible. ¿No hay forma de que podamos contactar a su padre?”, preguntó el joven, preocupado.
Clara negó con la cabeza. “No lo creo. Él no las había contactado en años, y según el papeleo, la madre de Laura se había divorciado de él, y ella tenía la custodia legal de la niña. Además, la pequeña no tiene parientes porque su madre también era una huérfana”.
Aunque Jaime nunca había considerado formar una familia, algo en su corazón se encendió después de ver a Laura. No podía dejar de pensar en sus enormes ojos, mirándolo fijamente y llamándolo papá.
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Eventualmente, el hombre desarrolló un gran vínculo con la niña. Un día le preguntó si quería que él fuera su padre. “¿Serías feliz si te adopto, Laura?”, preguntó él, y ella le dio una sonrisa tonta.
“¡Tú ERES mi papá! ¡Soy muy inteligente y sé que los papás no adoptan a sus hijos!”.
Laura siempre había llamado “papá” a Jaime desde el día que se conocieron, aunque él le había dicho que no era su padre. En un momento, simplemente se rindió y dejó que ella lo llamara así.
Pero, debido a que sus finanzas no estaban bien, sabía que no podría adoptar a la niña. Así que el hombre tomó una decisión. Decidió dejar su puesto de voluntario y comenzó a buscar un trabajo bien remunerado.
Todo el proceso era estresante, pero después de varios intentos, Jaime fue contratado como mesero. No era la gran cosa, pero le daba la esperanza de que podía mejorar su situación.
Mientras trabajaba como camarero, Jaime se inscribió en algunos cursos en línea y comenzó a estudiar por su cuenta. Simultáneamente decidió convertirse en tutor privado.
Con dos trabajos, sus ingresos aumentaron, pero aún necesitaba hacer más. Su motivación era la pequeña Laura, quien lo abrazaba cada vez que visitaba el hogar de acogida.
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“¿Cuándo podemos irnos a casa, papá? ¡Quiero vivir contigo!”, preguntaba ella esperanzada.
“Te aseguro que será pronto, cariño. Muy pronto”.
Pero no sucedió tan pronto. Jaime tardó todo un año en conseguir un puesto estable en una empresa privada. Gracias a sus diversos trabajos aprendió muchas cosas.
Eso le daba ventaja sobre los demás solicitantes, pues era más inteligente y experimentado que la mayoría. Esas cualidades se destacaron durante la entrevista y fue contratado.
Después de que comenzó a ganar mucho dinero, Jaime solicitó la adopción de Laura. Simultáneamente, conoció a una mujer llamada Amelia en su firma, y se enamoraron a primera vista.
Su simpatía por los desfavorecidos la conmovió, pues anteriormente ella también había trabajado como trabajadora social. Las cosas se desarrollaron rápidamente entre ellos, y para cuando Jaime adoptó oficialmente a Laura, le había propuesto matrimonio.
“No puedo esperar más, Amelia. ¡Es como si mi sueño de formar una familia finalmente se hubiera hecho realidad! ¿Te casarías conmigo?”, preguntó.
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“¡Me encantaría ser parte de ese sueño! ¡¡Claro que quiero casarme contigo!!”.
Amelia aceptó a Laura de la misma manera en que aceptó a Jaime en su vida y la amaba como a su propia hija.
Jaime, por su parte, había encontrado lo que había soñado. Se dio cuenta de que solo necesitaba un poderoso empujón para organizar su vida. Para él, todo comenzó el día en que se cruzó con Laura.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Te conviertes en padre por amor, no por biología. Aunque el padre biológico de Laura nunca se preocupó por ella y la dejó, Jaime decidió cambiar su vida por completo para adoptar a la niña como su hija. Él era un padre para ella en el sentido real.
- A veces necesitamos un pequeño empujón para organizar nuestras vidas. Jaime se sentía solo sin una familia. Trataba de llenar ese vacío, trabajando como voluntario y pasando tiempo con los niños. Cuando conoció a Laura, se dio cuenta de que añoraba a su propia familia y no quería estar solo, y esto lo presionó a trabajar más duro.
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