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Una mujer bailando | Fuente: Midjourney
Una mujer bailando | Fuente: Midjourney

Una mujer pensó que fingir ser la novia de alguien en una boda sería divertido hasta que deseó no haberlo hecho - Historia del día

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05 feb 2025
04:45

Estar encerrada en un ascensor con un desconocido ya era bastante malo. Pero cuando Lena se enteró de que Dylan -un encantador hombre misterioso vestido de traje- necesitaba una cita falsa para una boda al día siguiente, las cosas se pusieron aún más raras. Un apagón, una propuesta atrevida y una pregunta tentadora: ¿Realmente diría que sí a un completo desconocido?

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Lena consultó su reloj por tercera vez en un minuto. Tarde. Otra vez.

Exhaló con fuerza y deslizó un mechón de cabello suelto detrás de la oreja mientras caminaba por el pasillo del hotel boutique.

El aire olía a lirios frescos, su nitidez floral mezclada con el más leve rastro de cítricos y madera pulida.

Era el tipo de aroma que se aferraba a las bodas, el que traía recuerdos de brindis con champán, pies doloridos sobre tacones altos y discursos lacrimógenos que se alargaban demasiado.

Un recordatorio apropiado, teniendo en cuenta que su mejor amiga se había casado la semana pasada.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lena llegó al ascensor y pulsó el botón, como si la pura determinación pudiera acelerar la maquinaria.

Rebotó sobre los talones, con los dedos golpeando ansiosamente la correa del bolso.

Apenas oyó el suave timbre del ascensor antes de lanzarse al interior.

Justo cuando las puertas empezaban a cerrarse, un movimiento borroso llamó su atención. Un hombre se abalanzó sobre ella y su hombro chocó con el de ella mientras la maleta se tambaleaba peligrosamente.

"Perdona...", empezó él, con una risita ahogada en la voz. Se enderezó, eliminando una arruga imaginaria de su impecable traje.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lena apenas le dedicó una mirada. "No te preocupes".

Y entonces, todo se detuvo.

El ascensor dio una violenta sacudida. Las luces parpadearon una, dos veces, y luego se estabilizaron. El zumbido del movimiento desapareció.

Lena sintió un nudo en el estómago. Un silencio denso y cargado llenó el pequeño espacio.

Pulsó repetidamente el botón. Nada.

"Oh, no. No, no, no", murmuró, presionando con la palma de la mano las frías puertas metálicas como si pudiera hacer que se abrieran.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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A su lado, el hombre soltó un profundo suspiro y se apoyó en la pared. "Un clásico. Siempre que tienes prisa".

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Lena se volvió por fin hacia él. Ojos azules afilados. Cabello rubio despeinado. Un traje que parecía de portada de revista.

Un héroe de película de Hallmark, si es que alguna vez había visto uno.

"Supongo que tienes que ir a algún sitio importante", preguntó, con los labios torcidos por la diversión.

"Una cena con una amiga", murmuró ella. "Se casó la semana pasada. Lo planeamos antes de que me fuera de la ciudad".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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"Ah", asintió él, metiéndose las manos en los bolsillos. "Curiosa coincidencia. La boda a la que voy es mañana".

Lena parpadeó. "Espera. Tú...".

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"Dylan". Extendió una mano, con la palma hacia arriba, como si fuera la presentación más normal del mundo. "El mejor amigo del novio. Y buscador de citas de boda de emergencia".

Antes de que pudiera procesar aquello, el interfono crepitó en lo alto.

"Eh, ¿amigos? Parece que tenemos un pequeño apagón que afecta a los ascensores. Estamos trabajando en ello. Puede tardar un poco".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lena cerró los ojos brevemente. "Perfecto".

Dylan soltó una risita. "Míralo por el lado bueno. Al menos no estamos solos aquí".

Ella le lanzó una mirada. "Ya. Porque estar atrapado con un desconocido es de algún modo mejor que estar atrapado solo".

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Él se encogió de hombros y esbozó una sonrisa perezosa. "Depende del desconocido, ¿no?".

Permanecieron un momento en incómodo silencio. El zumbido de la actividad del hotel más allá de las puertas metálicas parecía distante, como si estuvieran suspendidos en el tiempo.

Entonces, de la nada, Dylan preguntó: "Entonces, ¿hay alguna posibilidad de que te apuntes a una segunda boda dentro de una semana?".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lena se volvió lentamente hacia él, con una ceja levantada. "¿Cómo dices?".

"Necesito una cita para la boda". Él sonrió satisfecho, apoyándose en la pared como si se tratara de una conversación casual más.

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"Mi ex va a estar allí, y prefiero no ser el tipo que se sienta solo en la mesa de los solteros. Piensa que es una cita falsa por una causa noble".

Lena soltó una breve carcajada. ¿Este tipo hablaba en serio?

"¿De verdad le estás pidiendo a una completa desconocida que sea tu acompañante mientras estamos atrapados en un ascensor?".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Dylan se encogió de hombros, completamente indiferente. "Entonces, ¿es un sí o un no?".

Lena nunca pensó que llegaría a hacerlo.

Todo había sonado ridículo: una cita falsa con un hombre al que apenas conocía, sólo para ayudarle a quedar bien en una boda. Y sin embargo, aquí estaba.

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Alisó con las manos la tela de su vestido rojo, el que casi había dejado colgado en el fondo de la maleta.

No era su estilo habitual: demasiado atrevido, demasiado llamativo, demasiado todo.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Pero había algo en esta noche que le hacía desear ser otra persona, aunque sólo fuera por unas horas.

Dylan estaba a su lado, con una copa de champán en una mano y la otra ligeramente apoyada en la espalda de ella. Tranquilo, sin esfuerzo, completamente a gusto. No como ella.

Forzó una sonrisa cortés cuando otro invitado se acercó, lanzándole miradas curiosas.

Las bodas eran así de extrañas: todo el mundo quería saber quién eras, por qué estabas allí, si tu presencia significaba algo.

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Dylan, en cambio, interpretó el papel a la perfección.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Se inclinó hacia ella y le murmuró al oído: "Esa mujer del vestido azul lleva diez minutos intentando averiguar si estamos prometidos".

Lena apenas pudo contener la risa. "¿Debería enseñar un anillo falso sólo para molestarla?".

Le brillaron los ojos. "Tentador. Pero entonces tendría que planear una proposición aún más falsa".

Se movieron por el salón como si ya lo hubieran hecho cientos de veces: su tacto fácil, sus palabras encantadoras, su sonrisa como una red de seguridad.

Y luego llegó el baile.

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Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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En el momento en que sus dedos se entrelazaron con los de ella, en el momento en que la guio hacia un ritmo lento y fluido, Lena olvidó por un segundo que aquello no era real.

Su agarre era firme pero suave, del tipo que le decía que confiara en él. El calor de la palma de su mano contra su cintura le produjo un escalofrío desconocido.

Esto era fingido. Ella lo sabía. Pero algo en la forma en que la miraba, como si fuera la única persona de la habitación, hacía que fuera demasiado fácil olvidarlo.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Mientras los novios se balanceaban en el centro de la pista de baile, Lena levantó la cabeza. "Dime", murmuró, "¿qué pasa con tu ex?".

Dylan bebió un sorbo de champán y, por primera vez en toda la noche, su sonrisa parpadeó. Sólo un segundo.

"Maya", dijo, haciendo rodar el nombre en su lengua como si aún formara parte de él. "Salimos un tiempo. Las cosas se... complicaron".

Lena enarcó una ceja. "¿Cómo que se complicaron?".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Exhaló despacio y bajó los ojos hacia el líquido dorado que se arremolinaba en su vaso. "Pensó que yo no era lo bastante serio. Que no tenía tiempo para ella".

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"¿Y lo tenías?".

Dylan hizo una pausa y soltó una risita seca. "Puede que no. Pero lo intentaba".

Antes de que Lena pudiera responder, alguien llamó a Dylan por su nombre.

Se giró justo a tiempo para verla.

Maya.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lena no necesitaba presentación para saber exactamente quién era.

Alta. Equilibrada. Hermosa de esa manera natural que hacía que otras mujeres sintieran que se esforzaban demasiado.

Su presencia llenaba la habitación con una especie de poder silencioso, como si supiera que pertenecía a cualquier lugar al que fuera.

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Y cuando llegó hasta Dylan, lo abrazó.

No fue un abrazo informal y educado. No un abrazo incómodo, de los que se hacen ahora.

Algo intermedio. Algo que hizo que el pecho de Lena se apretara de una forma que no debería.

Se suponía que no debía importarle. Esto no era real.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Y, sin embargo, lo sentía como si lo fuera.

La recepción estaba en pleno apogeo -risas, copas que chocaban, música que vibraba en el suelo-, pero Lena apenas oía nada.

Aferró con demasiada fuerza el tallo de la copa de champán mientras observaba a Dylan y Maya al otro lado de la sala.

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Demasiado cerca. Demasiado familiares. Demasiado todo. Hablaban en voz baja y sus expresiones eran ilegibles. Dijeran lo que dijeran, ella no podía oírlo.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Sin embargo, no podía apartar la mirada.

Se suponía que era un juego. Un favor. Una noche de fingimiento inofensivo. Pero ahora se le retorcía el estómago y odiaba esa sensación.

Una sombra se movió a su lado. "¿Va todo bien?".

Dylan.

Lena parpadeó, apartando la mirada de Maya. Forzó una sonrisa, de las que no le llegaban a los ojos. "Estupendo. ¿Maya y tú se están poniendo al día?".

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Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Dylan frunció el ceño sutilmente, pero lo hizo. "La verdad es que no. Sólo quería ver cómo estaba".

Ver cómo estaba. ¡Sí, claro!

"Lena", empezó, ahora con voz más suave, cuidadosa. "Sabes que esto no es...".

"¿No es real?", interrumpió ella, con el corazón martilleándole. "Sí, lo sé".

Las palabras no son correctas.

Tragó saliva. Tenía que irse antes de hacer el ridículo.

"Gracias por la noche, Dylan", dijo, girando sobre sus talones. "Pero creo que ya he terminado de fingir".

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Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Y se marchó.

Lena había hecho la maleta antes de que saliera el sol. Se había pasado la noche convenciéndose de que marcharse era la decisión correcta. Sin sentimientos turbios. Sin complicaciones innecesarias. Sólo una ruptura limpia.

Pero cuando se colgó el bolsa al hombro y entró en el vestíbulo del hotel, sintió que el pecho le pesaba más de lo debido. Tal vez fuera la falta de sueño. Tal vez fuera otra cosa.

Se dirigió a la cafetería, deseosa de cafeína y distracción, pero el destino tenía otros planes.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Dobló la esquina demasiado rápido y, de repente, colisionó.

El café caliente se acercó peligrosamente a su vestido mientras Dylan retrocedía a trompicones, agarrando su taza para detener el derrame.

"¿Lena?". Su voz era una mezcla de sorpresa y algo más, algo ilegible.

Ella maldijo en voz baja. Por supuesto. Por supuesto, tenía que encontrarse con él ahora.

"Solo estaba...", empezó, pero Dylan no se lo creyó.

"¿Te ibas?". Sus ojos se clavaron en los de ella, penetrantes, escrutadores. "¿Sin decir nada?".

Lena exhaló, dividida entre el orgullo y algo que se parecía mucho a la nostalgia. "Se suponía que iba a ser cosa de una sola vez, ¿no?".

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Dylan guardó silencio durante un instante, luego exhaló un suspiro agudo y se pasó una mano por el pelo.

"Sí", admitió, con voz áspera. "Eso es lo que yo también pensaba". Vaciló y luego se acercó un paso. "Hasta que me di cuenta de que no quería que acabara".

A Lena le tembló el pulso. "¿Qué?".

"Anoche", dijo él, ahora con voz más suave, firme, "te vi alejarte y sólo podía pensar en lo mucho que no quería que te fueras".

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El corazón le golpeó las costillas. "Dylan...".

"Maya no me importa", interrumpió él, con un tono firme y seguro. "No me importa nadie más. Me importas tú".

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Lena quería creerle. Pero la duda -el miedo- la acosaba. "¿Y si esto es sólo...?".

"No lo es", la interrumpió Dylan, dándose cuenta de sus dudas. "Tú también lo sientes. ¿Verdad?".

Ella tragó saliva.

Sí.

Sí, lo sentía.

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Así que, por una vez, dejó de pensar demasiado.

Dio un paso adelante, levantó la mano y lo besó.

Un beso cálido. Real. Nada que ver con fingir.

Dylan sonrió contra sus labios. "¿Significa esto que te quedarás?".

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Lena rio suavemente. "Puede que sí. Pero sólo si prometes que no volveremos a quedar atrapados en ascensores".

Dylan soltó una risita y su mano se deslizó fácilmente alrededor de la cintura de ella. "Sin garantías".

Y con eso, Lena por fin se dejó caer.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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