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Culebrilla: razones, complicaciones y tratamientos

Esta enfermedad común se puede activar con el estrés y podría tener consecuencias.

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Las estadísticas determinan que 1 de cada 3 personas tendrá culebrilla al menos una vez en la vida. Esta enfermedad generalmente no es demasiado grave y se cura sola en aproximadamente un mes.

Pero también hay casos que pueden causar consecuencias graves. Es por eso que debemos conocer los detalles para poder identificarla a tiempo.

La culebrilla o herpes zóster es, en realidad, la reactivación del virus de la varicela (el varicella zoster). Esta enfermedad es altamente dolorosa, pues produce una serie de pequeñas ampollas en la piel y perjudica a los nervios de la zona afectada.

Estas ampollas suelen aparecer en una franja, muchas veces en los lados laterales del cuerpo, y permanecen allí aproximadamente de 2 semanas a un mes.

Esta enfermedad es universal, le puede afectar a todos en todo el mundo. Sin embargo, afecta con más frecuencia a personas con un mal funcionamiento del sistema inmunológico o de edad avanzada.

Imagen tomada de: Shutterstock

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Puede contagiarse a través del contacto con el fluido de las ampollas. El dolor puede ser tan fuerte como para incapacitar a quien lo sufre.

La culebrilla puede activarse a causa del estrés. Como el estrés afecta al sistema inmunológico, esto puede crear un ambiente propicio para la reactivación del virus de la varicella y la aparición del herpes zóster.

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Las complicaciones de esta enfermedad pueden variar, dependiendo de los nervios y las zonas que se vean afectadas. Se puede generar una neuralgia posherpética. Es la neuralgia que precede al herpes, tal como lo indica su nombre.

En este caso, aunque las señales del herpes en la piel desaparecen, el dolor puede permanecer, incluso volverse crónico y durar desde semanas hasta varios años.

Si la enfermedad se extiende hacia zonas delicadas como el oído o los ojos, eso puede traer consecuencias graves. Si se extiende hacia el ojo, puede provocar desprendimiento de la retina y ceguera.

Cuando se extiende a los oídos, puede provocar sordera. En la cabeza, puede provocar encefalitis y parálisis facial.

Imagen tomada de: Shutterstock

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Para cuidarte de esta enfermedad, lo principal que debes hacer es evitar el contacto con personas con herpes zóster. Evalúa ponerte la vacuna. Hasta el momento, solo existe una, hecha con una variante del virus sin virulencia ni patogenicidad.

Esta vacuna activa la respuesta del sistema inmunológico y previene la reactivación del varicella zoster.

También debes comer saludable. En un estudio sobre el tema hecho en Londres en 2005, las personas que comieron 3 piezas de fruta diarias y que consumían verduras de forma frecuente, tuvieron 3 veces menos probabilidades de enfermarse.

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Es recomendable que evites el estrés. El estrés afecta al sistema inmunológico, entre otras cosas. Esto crea un contexto favorable para la reactivación del virus.

Actualmente no existen tratamientos efectivos que quiten rápidamente el herpes zóster. En general, el tratamiento consiste en evitar que evolucione y calmar sus síntomas.

Se usan antivirales como el aciclovir, o el valaciclovir si la enfermedad se vuelve oftalmológica. El tratamiento suele ir acompañado de antiinflamatorios y analgésicos para tratar el dolor.

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