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3 tipos estaban sentados en un bar. Entonces un hombre comenzó a burlarse de la abuela de uno

Diego Rivera Diaz
24 abr 2018
17:24

Todos necesitamos poder reírnos un poco. La risa puede alegrar un momento gris, además de mejorar nuestra salud y humor. ¡No subestimes una carcajada!

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No hay mejor remedio que la risa. Cuando la vida nos hace una mala jugarreta, cuando el trabajo parece insoportable, o cuando los problemas cotidianos parecen ser demasiados como para no agobiarnos, la risa es la mejor forma de recuperar la perspectiva y seguir adelante.

Teniendo esto en mente, el día de hoy te traemos una jocosa anécdota, que de seguro te hará sonreír. Si quieres soltar una sonora carcajada, ¡lee hasta el final! Ahora, sin mayor preámbulo, esta es la historia.

Tres hombres estaban sentados en un bar de motociclistas.

De repente, la puerta se abrió y entró un sujeto, visiblemente borracho. El sujeto caminó hasta la barra y pidió un trago. El hombre entonces echó un vistazo a su alrededor, notando a los tres hombres sentados, solos, en una mesa en la esquina del local.

Acto seguido, se levantó, se tambaleó hasta llegar a la mesa, y se apoyó en ella, mirando el más grande de los tres hombres directamente a la cara. Entonces, le dijo: "Pasé por casa de tu abuela y la vi en el pasillo, completamente desnuda".

"¡Y vaya que está rica!", agregó el hombre borracho.

El hombre de gran tamaño, que lucía como un rudo motociclista, miró fijamente al desconocido sin decir ni una palabra.

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Imagen tomada de: Pixabay

Imagen tomada de: Pixabay

Sus compinches estaban confundidos. Este hombre era alguien realmente rudo, que normalmente, aprovechaba la más mínima excusa para comenzar una pelea. El borracho entonces volvió a inclinarse sobre la mesa, diciendo:

"Yo me acosté con tu abuela, y ella es muy buena, ¡la mejor que he tenido en mi vida".

Pero el motociclista aún así no reaccionó. Sus amigos comenzaban a enojarse. Entonces, el borracho volvió a inclinarse sobre la mesa y dijo:

"Es más, te diré otra cosa, ¡a tu abuela le encantó!"

Entonces, finalmente, el motociclista se puso de pie. Tomó al borracho, sujetándolo por el hombro, y le dijo:

"¡Diablos, abuelo, estás borracho! ¡Vete a casa!"

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