Dos monjas supuestamente robaron 500.000 dólares de cuenta de la Iglesia Católica para apostar

Dos monjas malversaron $500K de fondos de una escuela católica en el sur de California para su propio uso, dijo el monseñor de la Iglesia Católica St. James en una carta a los feligreses.

La iglesia católica reportó que las monjas malversaron una "gran cantidad de dinero" para gastarlo en juegos de azar y viajes.

Las hermanas, Mary Margaret Kreuper y Lana Chang, estuvieron involucradas en el uso personal del dinero de los fondos durante un período de años, según informa el monseñor Michael Meyers, pastor de la Escuela Católica St. James en Redondo, California.

El monseñor escribió una carta el 28 de noviembre dirigida a los padres para brindar explicaciones.

El dinero robado provino de las cuotas escolares, las matrículas y las donaciones que hacían los padres. Las hermanas engañaban a los padres diciéndoles que la escuela operaba con un presupuesto reducido, con el fin de aprovecharse de la bondad de los padres.

La administración escolar se dio cuenta del robo después de realizar revisiones financieras "en relación con un cambio en el liderazgo" en la escuela, escribió Meyers en su carta.

Tanto Kreuper, directora de la escuela, como Chang, maestra, se retiraron a principios de este año, según Daily Mail.

Una auditoría de rutina después de su retiro disparó las "primeras señales de alerta" de "los cheques que se cobraban en cuentas diferentes", informó Adrian Alarcon, director de relaciones con los medios de la Arquidiócesis de Los Ángeles.

"Kreuper se mostró 'muy nerviosa y muy ansiosa' por la próxima revisión financiera y solicitó que el personal modifique los registros", dijo el monseñor.

Hasta ahora, los auditores solo han podido rastrear la cifra de medio millón de dólares en registros bancarios en seis años. Es posible que hayan habido varias transacciones en efectivo, lo cual dificultaría su rastreo.

"Ellas usaron la cuenta como su cuenta personal", dijo un abogado de la arquidiócesis durante la reunión de ex alumnos, y agregó que tenían un "patrón" de ir de viaje y a los casinos, informó el periódico local.

Se piensa que Kreuper manejó los cheques de la matrícula escolar y las tarifas y antes de entregarlos a la contabilidad para su procesamiento, dijeron los auditores en la reunión de ex alumnos, informó ABC News.

Kreuper supuestamente depositaría los cheques en una cuenta bancaria "olvidada" que se abrió en 1997 y que solo ella y Chang conocían. Esos cheques se endosarían con un sello que decía "St. James Convent" en lugar de "St. James School."

Las monjas acordaron la restitución total de los fondos. La orden de "Las Hermanas de San José de Carondelet", también impondrá "sanciones y castigos apropiados", de acuerdo con las políticas de la orden, escribió Meyers.

También agregó que las acusadas tienen un "profundo remordimiento" por sus acciones y piden "perdón y oraciones." Meyers escribió en su carta que la Arquidiócesis no deseaba iniciar un proceso penal.

Sin embargo. el portavoz de la arquidiócesis desmintió la decisión e informó a ABC News Sunday que planea continuar con el asunto como un caso criminal ahora que la investigación se ha profundizado. No hubo más miembros del personal de la iglesia implicados en el crimen.

"En nuestra escuela, hemos iniciado procedimientos y políticas de supervisión adicionales para la gestión financiera y las responsabilidades de informar. Aprecio los esfuerzos realizados por el personal de la escuela hasta la fecha y continuaremos trabajando con ellos directamente sobre estos temas".

Han sido tiempos dificiles para la Iglesia católica, ya que en los últimos años han protagonizado numerosos escándalos. Muchas monjas han alzado sus voces en contra del abuso sexual perpetrado por miembros del personal de la iglesia. Todo ésto ha sido impulsado por el movimiento #MeToo.

Una de las monjas le dijo a Associated Press que ya no se confiesa con regularidad, después de que un sacerdote italiano abusara de ella cuando se encontraba vulnerable.

En ese momento, la hermana se guardó el horrible secreto, silenciada por la cultura de secretismo de la Iglesia Católica, sus votos de obediencia y su propio miedo.

“Abrió una gran herida dentro de mí. Fingí que no sucedió”.