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Un niño sentado en el interior de un avión | Foto: Shutterstock
Un niño sentado en el interior de un avión | Foto: Shutterstock

Hombre se burla de niño que lee en voz alta en el avión: le pide perdón al final del vuelo - Historia del día

Un hombre llamado Kevin no podía soportar que un chico sentado a su lado en el avión leyera en voz alta. Entonces comenzó a insultar al niño y a su padre.

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Luis, el hijo de 11 años de Edward Navarro, estaba hablando tan alto en el aeropuerto que otros pasajeros lo miraban y susurraban. El padre se sintió un poco avergonzado mientras esperaba su vuelo, pero no podía hacer nada.

Después de la muerte de su esposa hace cuatro años, el hombre sentía que no podía hacer frente a la paternidad como lo hacía su difunta esposa Jacqueline. Sentía que no había hecho lo suficiente como padre.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Mientras se acomodaban en el avión, Edward esperaba que no hubiera otro incidente que escapara de su control. Sin embargo, el destino tenía otros planes.

“Oye, ¡por favor, dile a tu hijo que cierre la boca! ¡Estoy tratando de dormir!”, se quejó Kevin.

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Edward y Luis estaban sentados a su lado. El padre había traído el libro favorito de su hijo para poder leerle en el avión. Sin embargo, Luis insistió en leerlo por su cuenta. El chico lo estaba leyendo en voz alta, y esto enfureció a Kevin y a algunos otros pasajeros a bordo.

“Lo siento, señor”, murmuró Edward mientras se giraba para mirar a Luis. “Oye, campeón. ¿Podrías leer en voz baja? No queremos molestar a nadie, ¿verdad?”.

“¡PERO PAPÁ!”, exclamó el chico. “¡ESTOY MUY FELIZ HOY! ¡ESTAS IMÁGENES! LOS PÁJAROS, LAS FRUTAS Y LAS PALABRAS AQUÍ. ¡ESTOY MUY FELIZ DE LEERLAS!”.

“Bueno, hijo…”. Antes de que Edward pudiera decir algo, Kevin lo interrumpió.

“¡¿Qué diablos le pasa a tu hijo?! ¡Está gritando en mis oídos! ¡No quiero sentarme al lado de gente como ustedes! ¡Voy a llamar a la azafata ahora mismo!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Disculpe, señorita”, señaló Kevin a la azafata. “¡Necesito algo de ayuda!”.

“Sí, señor. ¿Cómo puedo ayudarlo?”.

“Necesito cambiar de asiento ahora mismo porque quiero dormir cómodamente, y no creo que eso sea posible aquí debido al tipo de personas con las que estoy sentado”, se quejó, señalando a Edward y a Luis.

“¿Puedo preguntar cuál es el problema, señor? En realidad, no tenemos ningún asiento vacante en este momento. Si es urgente, puedo pedirle a alguien que intercambie asientos con usted”.

Kevin perdió la calma. “¿No escuchó a este chico? ¡Se la pasa leyendo en voz alta y solo quiero un poco de paz y tranquilidad! Y su padre es un absoluto idiota por permitirle perturbar la paz de los demás”.

“¡Disculpe, señor!”, Edward lo interrumpió. “Estoy de acuerdo en que Luis estaba siendo un poco ruidoso, pero le dije que leyera en voz baja. Por favor, deje de hacer una escena aquí…”.

“¡¿Un poco ruidoso?!”, dijo Kevin mientras lo miraba fijamente. “¡Tu hijo casi despierta a los muertos con su voz! No tiene modales”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Y tú todavía estás tratando de defenderlo! Por cierto, tu hijo parece lo suficientemente mayor como para comprender que está causando molestias no solo para mí, sino para todos los que lo rodean”.

“¿Qué está tratando de demostrar al leer palabras como un niño pequeño? ¿Piensa que es adorable?”.

“¡Ya fue suficiente, señor!”, respondió Edward, quien comenzó a perder los estribos. “¿Usted sabe algo sobre mi hijo y sobre mí?”.

“Se lo advierto ¡Deje de insultarnos! Pido disculpas por las molestias y puede decir lo que quiera sobre mí, ¡pero por favor deje de hablar mal de mi hijo!”.

“¡Dios mío!”. Kevin se quitó el cinturón de seguridad y se puso de pie de un salto. “¡No me importa cómo lo hagan, pero quiero que me reasignen a otro asiento ahora mismo!”, le gritó a la azafata. En ese momento, los otros pasajeros se voltearon a verlos.

“¡Basta, señor!”, dijo Edward. “Admito que lo que Luis hizo estuvo mal, pero...”. Sus ojos se llenaron de lágrimas y estaba llorando antes de darse cuenta.

“¿Usted tiene idea de lo difícil que ha sido para él volver a leer? CUATRO AÑOS... ¿ENTIENDE?”. Su voz se quebró. “Es la primera vez en cuatro años que Luis puede ver el mundo que lo rodea”.

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“Se sometió a una cirugía en sus ojos. ¡Durante cuatro duros años mi hijo no podía ver nada! Está muy contento hoy porque finalmente puede leer. Por favor, no juzgue a alguien si no conoce su historia”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

En ese momento, Kevin, la azafata y todos los demás en el vuelo se quedaron en silencio.

De repente, el niño tiró de la chaqueta del hombre y dijo: “Perdón si hice mal. Estaba muy emocionado y no me di cuenta de que lo estaba molestando. Estaba leyendo un libro que mi mamá solía leerme cuando yo era un bebé”.

“Estoy leyendo esto porque la extraño. La perdí hace cuatro años, el mismo día que me lastimé los ojos... Lamento haberlo molestado a usted y a todos”. El chico se puso de pie y se disculpó con los demás pasajeros.

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Kevin estaba atónito. Ahora se sentía como un idiota por haber despotricado sobre su paz y tranquilidad cuando este niño había pasado por tanto.

Lleno de arrepentimiento, se sentó y le preguntó amablemente a Luis: “¿Qué le pasó a tu mamá?”.

Fue Edward quien respondió. “Mi esposa murió en un accidente automovilístico. Luis tenía siete años en ese entonces. Afortunadamente, sobrevivió, pero sus ojos estaban lesionados y le tomó cuatro años volver a ver después de su cirugía hace unos días”.

“Es por eso que estamos aquí. Estamos volando de regreso a casa ahora para que pueda descansar. Pero necesita otra cirugía para asegurar que sus ojos se recuperen por completo”.

Avión volando | Foto: Pexels

Avión volando | Foto: Pexels

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“Sé que hay otros en situaciones peores, pero las cosas no han sido fáciles para nosotros. Estamos teniendo problemas financieros”.

“Todavía estoy tambaleándome por la muerte de mi esposa y luego por el tratamiento de Luis... Es una lucha sobrellevar la situación como un padre solo... Ahora me siento como un padre muy terrible”.

“Escuche, señor…”. Kevin acababa de empezar a hablar cuando una voz por el intercomunicador anunció la llegada a su destino. La azafata volvió a su posición para prepararse para el aterrizaje mientras que Kevin se sentaba en silencio en su asiento, con los ojos húmedos.

Cuando el vuelo aterrizó y la gente comenzó a desembarcar, el hombre se giró hacia el padre y su hijo y se disculpó con ellos. “Lamento mucho mis acciones anteriores. Estuvo mal lo que hice”.

“Es irónico porque en realidad soy oftalmólogo y puedo ayudar a Luis. Permítanme compensarlos con tratamientos gratis. Estoy realmente avergonzado por lo que hice. Debería haber sido más paciente”.

“No, comprendo... Supongo que también me excedí un poco. Soy Edward Navarro, por cierto”.

“Kevin Carrillo”.

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“¡Y yo soy Luis Navarro, Dr. Carrillo!”, dijo el chico extendiendo su mano para un apretón.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Kevin se rio y estrechó la mano del pequeño. “Es un placer conocerte, Luis”.

Ese día, Edward perdonó al hombre y le agradeció por ofrecerse a llevar a cabo el tratamiento de su hijo.

Afortunadamente, la cirugía posterior del niño salió muy bien. Después de recibir el alta y regresar a casa, un día se acercó a su padre y lo abrazó. “Oye, papá. Olvidé decirte algo”.

“¿Qué pasa, Luis? ¿Estás teniendo problemas con tus ojos otra vez? Déjame revisar”.

“No, papá”, respondió el niño. “¡Solo quería decirte que eres increíble! ¡ERES EL MEJOR PAPÁ! No pienses que no eres un buen padre ni por un segundo. Soy lo suficientemente mayor para entender que las cosas han sido difíciles para ti”.

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“Según recuerdo, durante el vuelo dijiste que sentías que eras un padre terrible. ¡Pero no lo eres! ¡Eres increíble y te amo!”.

Edward abrazó a Luis y lloró en silencio. “Creciste demasiado pronto. Gracias por ser el mejor hijo para que este papá pudiera ser el mejor padre”.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los tiempos difíciles no duran mucho, la gente fuerte sí. Edward enfrentó muchas dificultades en la vida: la muerte de su esposa, criar a su hijo solo y luchar con problemas financieros. Pero nunca se dio por vencido y estas dificultades solo lo hicieron más fuerte.
  • No juzgues a las personas, pues no sabes por lo que están pasando. Kevin entendió que se había equivocado al haber criticado a Edward y a Luis porque había una razón comprensible detrás del comportamiento del niño en el avión, y finalmente se disculpó con ellos.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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