Cachorro iba a ser eutanasiado. Pero un movimiento de su cola hizo a la veterinaria tomar otra decisión
Los perros vienen en todo tipo de tamaños, formas y personalidades. Hay uno para cada gusto, desde afables labradores a enfocados pastores.
Como reporta Liftable, existen perros grandes y perros pequeños, perros peludos y perros lampiños, perros con hocicos largos y perros que parecen haber chocado de frente contra un muro. Hay un sinfín de perritos en este mundo, todos únicos y especiales a su manera, y cada uno digno de amor.
Pero luego está Murray. Él es un poco diferente, y no luce exactamente como el típico representante de su raza. Tiene el clásico pelaje corto y gris y los penetrantes ojos azules de un Weimaraner, pero su lengua suele colgar, y su perfil es bastante inusual. Échale un vistazo.
A la tierna edad de tres meses, Murray fue rescatado de una plata en Puero Rico, conocida como "Playa Perro Muerto". Él y sus hermanos habían sido abandonados allí, pero afortunadamente, algunos compasivos rescatistas los recogieron al poco tiempo.
A pesar de que recibieron amor, cariño y una nueva oportunidad en la vida, los cachorros ya se habían contagiado del letal virus del moquillo. Normalmente se vacuna para el moquillo en los EEUU, pues esta enfermedad es fatal en 80% de los cachorros. Es una razón por la cual no debes pasearlos antes de vacunarlos.
Al poco tiempo, el veterinario notó las señales de la enfermedad, y el pronóstico de Murray era sombrío. Su quijada hacía un sonido de "clic" típico del moquillo. "En ese punto no hay tratamiento. Un perro comienza a convulsionar, y pueden tener daño cerebral", dijo Christina Beckles, fundadora del refugio.
En la mayoría de los casos se practica una eutanasia al animal para evitarles la dolorosa agonía. Pero cuando estaban a punto de sacrificar a este perrito, notaron algo que los detuvo en seco.
Murray sacudía su colita. Si aún le quedaba dicha y ganas de luchar, ¿no debían ellos ayudarlo a vencer las probabilidades? Tras mucho tratamiento, Murray logró superarlo todo. Incluso halló un hogar permanente con una amorosa familia. Pero la enfermedad lo cambió.
Su rostro tiene una extraña forma, y aún lidia con convulsiones. "En un principio su rostro era muy simétrico, y ahora... está como torcido", dice su dueña, Mackenzie Gallant. "Ahora su cráneo está bien plano en la cabeza".
Mira el video de Murray a continuación.
Sus dientes se pudrieron, y hubo que quitárselos. Sin sus dientes para poder mantener su lengua encerrada, ahora tiene un aspecto "característico", con la lengua colgando de un lado de su hocico.
Pero la belleza es subjetiva, y su familia lo ama profundamente. "Este perro luce diferente a todos los demás perritos", dijo Beckles. "Pero no lo es. Sigue amando ir a caminar y a hacer senderismo. No lo tratamos diferente a ningún perro".