logo
Shutterstock
Shutterstock

Millonario de 52 años que sale con puras modelos se enamora de cajera pobre de su edad – Historia del día

Mayra Pérez
09 may 2022
02:05

Un hombre rico de 52 años que solo sale con mujeres más jóvenes se enamora de una mujer de su misma edad que no está dispuesta a tolerar su soberbia y malos tratos.

Publicidad

Paul Baptista no era un hombre romántico; ni siquiera era amable. Pero nada de eso le impedía lograr todo lo que quería, porque era increíblemente rico.

Sus empleados eran las principales víctimas de sus malos tratos, pero se limitaban a sonreír mientras decían: “Sí, señor Baptista”. Recibían salarios por encima del promedio, lo que para ellos justificaba lo que debían aguantar.

Un grupo de empleados alrededor de una mesa. | Foto: Unsplash

Un grupo de empleados alrededor de una mesa. | Foto: Unsplash

Algo similar ocurría con las muchas chicas que pasaban por su vida. Era extremadamente generoso con ellas, además de egoísta, grosero y desconsiderado.

A Paul le gustaban las mujeres hermosas y sobre todo, muy jóvenes. Sus relaciones solían ser breves y superficiales; era difícil tener intimidad con él. Con los años, terminó siendo un hombre muy solitario.

Publicidad

Aunque sabía que todos los que soportaban sus malos tratos lo hacían por el dinero, ya fueran empleados o parejas románticas, no estaba interesado en ser amable, ni siquiera cortés.

A sus 52 años, tenía todo para ser encantador. Era alto, guapo y estaba en buena condición física. Y las pocas veces que se permitía sonreír, su rostro se iluminaba. Pero nada de eso compensaba su frialdad y mal carácter.

Un día en particular, Paul la estaba pasando mal. Acababa de tener una reunión con los jefes de departamento por un retraso en un nuevo proyecto y terminó hablando a gritos y humillando a todos.

“¡Mañana, espero sus sugerencias!, y más vale que esta vez se esfuercen en ser competentes”, dijo en un tono que daba escalofríos. Salió de la sala de juntas y cerró la puerta con un fuerte golpe.

Una vez fuera del edificio se dio cuenta de que tenía un fuerte dolor de cabeza. Por un momento sintió que algo explotaba dentro de él.

Su médico le había dicho que sus dolores de cabeza eran provocados por el estrés y le indicó algunos medicamentos, pero él se había negado a tomarlos. Lo que a menudo ayudaba era el café, lo más fuerte posible.

Publicidad
Un hombre elegante se arregla frente al espejo. | Foto: Unsplash

Un hombre elegante se arregla frente al espejo. | Foto: Unsplash

Vio un pequeño local escondido entre dos grandes restaurantes y se dirigió hacia él. Era un lugar diminuto y con un exquisito aroma que presagiaba un excelente café.

Se acercó al mostrador y le pidió un espresso a la mujer que estaba detrás. Ella le regalo una gran sonrisa. “¿Brasileño, Tanzania o Sulawesi?”.

Paul sonrió sorprendido. “¿Hablas en serio?”, preguntó.

La mujer hizo un gesto afirmativo. “Trituro los granos justo en frente de tus ojos. Tú eliges o puedes probar la mezcla especial de Lucía.

“¿Quién es Lucía?”, preguntó Paul.

La mujer se rio. “¡Yo! ¡Y créeme, puedo llevarte al paraíso del café!”.

Publicidad

Paul no solo estaba sonriendo, ¡parecía divertirse! Miró a la mujer. Era bonita, muy bonita, con ojos color chocolate y una melena de rizos negros rebeldes. “¡Probemos esa famosa mezcla especial, Lucía!”, dijo con un guiño.

El café era tan bueno como había prometido y Paul se encontró acariciando su taza y buscando conversación. Finalmente, pagó el café y se fue con un vago sentimiento de nostalgia.

Una mujer prepara un café. | Foto: Unsplash

Una mujer prepara un café. | Foto: Unsplash

Esa noche, seguía pensando en Lucía. No es su tipo en absoluto. Era mayor a las chicas que usualmente llamaban su atención. No pudo evitar notar unas tenues líneas alrededor de sus ojos que, para su sorpresa, le añadían encanto cuando sonreía, y unos cuantos hilos plateados en su cabellera.

Publicidad

“¡Debe tener algo más de cuarenta años!”, se dijo. Pero pensar en la edad de Lucía no se sentía correcto, así como tampoco se sentía bien quitarle valor al poderoso impacto que tenía su sonrisa o a su voz tan serena.

Paul estaba intrigado y atraído; sabía que una relación con Lucía no podría ser como sus breves aventuras con modelos. En ese momento se preguntó si estaba listo para el compromiso.

Temprano a la mañana siguiente, Paul estaba allí para tomar una taza de la mezcla especial de Lucía, y conversar con ella antes de ir a su trabajo. Aunque no lo sabía, no era él mismo cuando entró a su oficina.

Tenía las manos metidas en los bolsillos y silbaba. “¡Buenos días, Marga!”, le dijo a la recepcionista y sus labios se torcieron en las comisuras, casi como una sonrisa.

Marga estaba en estado de shock. Lo mismo ocurrió con los jefes de departamento cuando Paul escuchó sus propuestas con calma y sin interrupción. ¡Inclusive estuvo de acuerdo con sus conclusiones!

Esa noche, de camino a casa, Paul volvió a aparecer en el café de Lucía. “¡Creo que este brebaje es mágico!”, le dijo sonriendo.

“Lo es”. Lucía le devolvió la sonrisa. “¡Todos mis clientes lo dicen!”.

Publicidad
Un hombre disfruta una taza de café. | Foto: Unsplash

Un hombre disfruta una taza de café. | Foto: Unsplash

“Deberías comercializarlo”, dijo Paul. “Harías una fortuna”.

“¿Por qué querría hacer eso?”. Lucía frunció el ceño. “Entonces no estaría AQUÍ en contacto con la gente, viendo el placer que les da mi café”.

“Pero... ¿Y el dinero?”, preguntó Paul, totalmente desconcertado.

“Gano lo suficiente para cubrir mis necesidades y para mi futuro”, señaló Lucía. “¿Qué haría con más?”. Esa noche, Paul se preguntó qué había hecho él con los muchos cientos de millones que poseía.

La respuesta fue ¡nada! El dinero solo estaba allí. Entonces, ¿por qué trabajaba 14 horas al día para ganar aún más? Al día siguiente, invitó a Lucía a cenar y ella aceptó encantada.

Publicidad

La vida de Paul empezó a girar en torno al pequeño café y a Lucía. La veía por la mañana, de camino a la oficina, y por la tarde, de camino a casa, y ahora cenaban al menos dos veces por semana.

Su amistad iba creciendo y finalmente Paul se armó de valor para tomarle la mano. Nunca había sido tímido con sus amigas, para nada, pero con Lucía se sentía como un chico en su primera cita.

La transformación de Paul Baptista fue percibida por todos en su empresa. Era más accesible, menos grosero y brusco; a veces incluso sonreía. ¡Era casi humano!

Una mujer rie feliz. | Foto: Unsplash

Una mujer rie feliz. | Foto: Unsplash

Un día, Paul tomó una decisión. Iba a pedirle a Lucía que se casara con él. Reservó una mesa en un romántico restaurante italiano con velas en sus mesas y violinistas gitanos, e hizo una cita con ella.

Publicidad

¡La velada fue una delicia! La comida estuvo soberbia y Lucía estaba bellísima y encantadora, como siempre. Cuando llegó el momento, dejó su servilleta sobre la mesa y se arrodilló, con la caja del anillo en la mano.

Desafortunadamente, justo cuando se inclinó en el suelo, el violinista del restaurante estaba dando vueltas tocando una canción romántica y no lo vio. El resultado fue un desastre.

El violinista tropezó con Paul y lo envió boca abajo sobre la alfombra a los pies de Lucía. La caja del anillo salió volando de su mano y aterrizó en el minestrone del hombre de la mesa de al lado.

Paul se puso en pie de un salto, con el rostro rojo de furia. “¡Eres un patán!”, le gritó. “¿No miras por dónde caminas?”. El violinista empezó a disculparse, pero él simplemente no podía escucharlo.

“¿Quién te crees que eres? ¡Un violinista basura de segunda categoría!”, dijo con desprecio. “¡Veré que te despidan! Nunca volverás a trabajar en esta ciudad…”.

Un movimiento llamó su atención. Lucía se había puesto de pie y estaba caminando hacia la salida. “¡Lucía!”, llamó. “¡Lo siento!, este idiota arruinó nuestra noche”. Paul levantó la caja que chorreaba sopa. “Iba a proponer…”.

Publicidad
Hombre con un violín. | Foto: Unsplash

Hombre con un violín. | Foto: Unsplash

Lucía estaba muy pálida. “Entonces debo estar muy agradecida con este violinista porque te hubiera dicho que sí”, dijo con tristeza. “Pero ahora, gracias a él, veo quién eres realmente. Por favor, Paul, aléjate de mí”.

Paul la dejó ir, pero al día siguiente le envió flores disculpándose. Le envió mensajes de texto, pero fue en vano. La respuesta de Lucía fue: “Paul, el hombre que vi en el restaurante, no es alguien que quiera en mi vida. Lo siento”.

Fue hasta la cafetería, y le rogó a Lucía una segunda oportunidad, pero ella se limitó a negar con la cabeza. “Pero Lucía”, dijo. “No tienes idea de cómo me has cambiado…”.

Publicidad

“Escucha, Paul”, dijo Lucía. “No puedo cambiarte. La única persona que puede cambiarte eres TÚ y tienes que QUERER cambiar. Y no creo que lo hagas. Pienso que no te conoces a ti mismo; no sientes respeto ni empatía por tu prójimo”.

Paul se alejó devastado, reflexionando sobre las palabras de Lucía. Empezó a pensar antes de reaccionar y a dirigirse a las personas de manera educada. Finalmente, comenzó a ser consciente del valor y el respeto que se merecían los demás.

Un hermoso anillo de compromiso. | Foto: Unsplash

Un hermoso anillo de compromiso. | Foto: Unsplash

Después de tres meses, Paul decidió que era el momento de volver al café de Lucía. “¡He cambiado!” espetó. “¡No sé cómo te lo voy a demostrar, pero he cambiado y te amo y quiero casarme contigo!”.

Lucía levantó una ceja. “¿Realmente has cambiado? Entonces hazme un favor y lleva este capuchino a la tercera mesa: es uno de nuestros clientes habituales”.

Publicidad

Paul miró el capuchino en la bandeja y luego los ojos castaños y firmes de Lucía. “¿Quieres que YO sirva a un cliente?”, preguntó, pensando en su interior que él no era un mesero. Luego respiró hondo. “Está bien, no hay problema”.

Paul se acercó a la tercera mesa y cuidadosamente puso el capuchino frente a un anciano. “Su capuchino, señor”, dijo con una sonrisa.

El hombre miró a Paul y gruñó: “¿Capuchino? ¿Qué capuchino? ¿Me veo como un bebedor de capuchino? ¿Eres un idiota? ¡Pedí un espresso!”.

Muchas cosas pasaron por la mente de Paul; había una lucha en su interior, pero quería responder desde el respeto. Lucía lo observaba disimuladamente.

Delicioso capuchino. | Foto: Unsplash

Delicioso capuchino. | Foto: Unsplash

Publicidad

“Lo siento mucho, señor”, dijo Paul suavemente. “Soy nuevo, fue un error de novato... ¡Permítame traerle un espresso y una magdalena de la casa con mis más sinceras disculpas!”.

Paul llevó al hombre su orden y regresó con Lucía. “¿Me diste la orden equivocada a propósito?”, preguntó.

Lucía tenía una gran sonrisa en su rostro. “¡Sí, lo hice! Sabía que el señor Salomón se molestaría con la confusión y quería ver cómo reaccionabas. Ciertamente, has hecho algunos cambios”.

“Una cosa no ha cambiado”, dijo Paul tímidamente. “Te sigo amando, y me gustaría invitarte a cenar esta noche y hacerte aquella pregunta…”.

“¡Sí!”, dijo Lucía.

“¡Estupendo!”, dijo Paul. “¿Te recojo a las ocho?”.

“No, tonto”. Lucía se rio. “Quise decir ‘SÍ’ a la pregunta. ¡Sí, me casaré contigo!”. Y así lo hicieron, y todos los empleados de Paul le quedaron agradecidos para siempre.

Una boda con fuegos artificiales. | Foto: Unsplash

Una boda con fuegos artificiales. | Foto: Unsplash

Publicidad

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Trata a las personas como te gustaría que te trataran a ti. El poder y el dinero no dan licencia a las personas para humillar a otros. La amabilidad y la cortesía no cuestan nada y traen grandes recompensas.

Nunca es demasiado tarde para hacer un cambio. Paul se había acostumbrado a pisotear a todos, pero cuando conoció a Lucía, se dio cuenta de que ella no toleraría su comportamiento, por lo que hizo cambios serios en su actitud.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

Publicidad
info
¡Por favor, ingresa tu correo electrónico para que podamos compartir contigo nuestras mejores historias!
Al suscribirse, usted acepta nuestra Política de Privacidad
Publicidad
Publicaciones similares

Criada roba corazón a millonario días antes de su boda - Historia del día

22 de enero de 2024

Cazafortunas humilla a dependienta, pero la vida le devuelve el golpe - Historia del día

23 de enero de 2024

Días antes de la boda, hija de millonario se viste de indigente para poner a prueba a su adinerado prometido - Historia del día

15 de enero de 2024

Estaba segura de que la hija de mi esposo vivía con nosotros hasta que los encontré juntos en la cama - Historia del día

22 de enero de 2024

Jefe grosero humilla a mendigo fuera de oficina, al día siguiente es castigado por sus empleados - Historia del día

30 de enero de 2024

Mujer viene a adoptar a niño y ve allí a hijo fallecido - Historia del día

23 de enero de 2024

Niño hambriento empieza a comer sobras en una cafetería, un amable mesero le sirve comida nueva en su lugar

15 de noviembre de 2023

Mujer estaba segura de que su marido había muerto hasta que se topó con su nuevo perfil de Tinder - Historia del día

05 de marzo de 2024

Mujer está segura de que esposo murió hasta que se encontró con su nuevo perfil de Tinder - Historia del día

22 de enero de 2024

El incidente de la tienda de novias – ¡No tenían ni idea de quién era!

23 de enero de 2024

Estaba segura de que la hija de mi esposo vivía con nosotros hasta que los encontré juntos en la cama - Historia del día

09 de noviembre de 2023

Quedé embarazada estando sonámbula y ni siquiera lo sabía - Historia del día

05 de febrero de 2024

Esposo enfadado busca a su esposa en el hospital - Historia del día

22 de enero de 2024

Hombre se burla de su esposa por ser demasiado gorda para ser atractiva, al día siguiente la recoge un Rolls-Royce de lujo - Historia del día

04 de marzo de 2024