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Niño celebrando la Navidad. | Foto: Shutterstock
Niño celebrando la Navidad. | Foto: Shutterstock

Niño coleccionó juguetes para huérfanos todo el año tras enterarse de que Santa no visitó el refugio - Historia retro

Vanessa Guzmán
01 feb 2023
07:40

Un niño se sorprendió al escuchar que Santa no les había dado regalos a los huérfanos que vivían en un albergue grupal. Decidió tomar el asunto en sus propias manos recolectando juguetes durante todo el año para poder ser “Santa” para ellos.

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Tony creció en una familia trabajadora sencilla. No eran ricos, pero sus padres trabajaban duro para que él viviera cómodamente.

Nunca sentía que le faltaba nada porque sus padres le inculcaron que, más que las cosas materiales y la riqueza monetaria, pasar tiempo con la familia y construir recuerdos felices era lo más importante.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

La Navidad era la época del año favorita de Tony. Él y su familia pasaban la Nochebuena viendo películas juntos mientras bebían tazas de chocolate caliente.

Después de quedarse dormidos en la sala de estar, se despertaban y veían el regalo de Santa debajo del árbol de Navidad, listo para que Tony lo abriera. Luego, el niño y sus padres preparaban el almuerzo de Navidad en familia, cantaban canciones navideñas y bailaban en la cocina mientras cocinaban.

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“¡Esto es todo lo que necesito en la vida!”, les decía Tony a sus padres mientras sonreían y hacían sus respectivas tareas en la cocina.

El niño se había dado cuenta desde muy pequeño que no necesitaba tener mucho dinero para ser verdaderamente feliz en la vida. Todo lo que necesitaba era un buen vínculo con su familia y buenos amigos en la escuela para crear muchos recuerdos.

Un año, la Navidad cayó en sábado, lo que significaba que él y sus padres tenían un día adicional para disfrutar el fin de semana. Tony les pidió permiso para ir al patio de recreo para poder pasar el rato con otros niños de su edad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Ese día en particular, un grupo de niños del refugio colectivo cercano estaba jugando en los columpios. “¡Hola!”, los saludó Tony. “¡Feliz Navidad! Miren la nueva espada de juguete que me trajo Santa”, dijo, balanceándola para que los niños la vieran.

Un chico lo miró y sonrió suavemente. “Bien por ti”, le dijo a Tony.

“¿Y a ustedes qué les trajo Santa?”, preguntó.

“No recibimos ningún regalo durante la Navidad. Papá Noel no visita el refugio en el que vivimos”, reveló con tristeza el pequeño.

Esta revelación sorprendió a Tony, pues no creía que Santa no les llevara regalos a algunos niños. “Pero han sido buenos, ¿verdad? ¡Santa debería visitarlos!”, insistió él.

El niño se encogió de hombros. “Necesitamos ser buenos todo el año, o de lo contrario disminuirán nuestras posibilidades de tener una familia. Supongo que Santa solo visita a los niños con familias”, dijo, casi ahogándose en lágrimas al decir esto.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Tony no supo qué decirle al chico después de escuchar esto. Entonces le entregó al niño su espada de juguete y le preguntó si quería jugar. El ceño fruncido en el rostro del pequeño se convirtió en una sonrisa, y asintió alegremente, tomando la espada de su mano.

Esa tarde, Tony jugó con todos los niños, a quienes les prestó su espada de juguete. Mientras jugaban se turnaban para balancearla mientras los otros usaban palos que habían recogido del suelo para fingir una pelea de espadas.

“¡Esta espada está genial!”, gritó uno de los pequeños. “¡Se ilumina y hace sonidos!”.

“Nunca antes había usado una espada de juguete. ¡Ojalá pudiera tener una!”, añadió otro.

Esa noche, Tony no paraba de hablar sobre los niños que había conocido en el patio de recreo. No podía creer que Santa no los visitara en el refugio y se preguntaba por qué.

“¡Mamá, Santa no los visita!”, dijo él. “¿Por qué?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Tal vez Santa no sabe que hay niños allí. ¿Verdad, papá?”, trató de razonar su mamá.

“Sí, creo que Santa no visita refugios... quizás solo visita casas”, agregó el padre del niño, tratando de no estropear la experiencia de Santa para su hijo.

“¡Entonces yo seré Santa!”, dijo Tony. A partir de esa noche, apartó los juguetes que ya no usaba, e incluso algunos de los juguetes nuevos que había recibido de sus compañeros de clase y amigos de sus padres.

El niño comenzó a recolectar juguetes. Estuvo haciendo eso durante todo un año e incluso les preguntó a sus amigos si podían donar algunos. “¡Se los voy a llevar a los niños del refugio!”, compartió emocionado con sus amigos.

Un día, Tony llegó a casa con una gran bolsa de juguetes de la escuela, todo gracias a sus amigos que querían apoyarlo en su misión.

“Te di todos los lindos juguetes que aún no he usado. ¡Espero que hagan felices a los niños!”, le dijo su mejor amigo Pedro un día.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Durante sus cumpleaños y festividades especiales, Tony y sus amigos apartaban los regalos que recibían para tener más obsequios para darles a los niños del refugio en la época navideña. Al final, el chico pudo recolectar suficientes juguetes para todos los niños de allí.

Cuando finalmente llegó la Navidad, Tony le entregó con entusiasmo a su mamá y a su papá algo de dinero para comprar envoltorios de regalos.

“Ahorré parte de mis mesadas para poder comprar papeles de regalo para envolver los juguetes que recolecté durante todo el año. ¿Podemos comprar algunos?”, les preguntó.

Los padres de Tony no podrían estar más orgullosos de él por ser tan desinteresado. “Eres un chico muy amable, mi amor”, le dijo su madre, dándole un fuerte abrazo.

“Esos niños estarán muy felices. Gracias por ser su Santa”, agregó antes de llevarlo a la tienda para comprar papel de regalo.

Luego regresaron a casa y envolvieron cientos de regalos en papel con temas navideños mientras escuchaban música de la época. “¡Se van a poner muy felices!”, dijo Tony. “¡Tal vez incluso podamos llevar regalos a dos refugios! ¿Qué opinas, mamá?”, preguntó él.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¡Yo creo que sí se puede! ¡Podremos visitar dos refugios con Santa!”, dijo ella, señalando la puerta donde el padre de Tony estaba de pie disfrazado de Santa Claus. El niño gritó de emoción y comenzó a reírse.

Para apoyar a su hijo, el hombre había comprado un disfraz en la tienda y se había ofrecido como voluntario para disfrazarse de Santa cuando visitaran el refugio. El chico y su mamá decidieron disfrazarse de duendes.

“¡Te pareces a Santa Claus, papá! ¡Buen trabajo!”, dijo el niño en tono de broma. Los tres continuaron envolviendo regalos juntos para poder visitar los refugios al día siguiente.

Cuando llegaron al primer refugio, los niños gritaron emocionados: “¡SANTA!”.

“¡Finalmente nos visitaste! ¡Gracias por visitarnos!”, dijo uno de los chicos, abrazando al padre de Tony con su disfraz.

“¡Creo que hemos sido MUY buenos este año!”, dijo otro niño. “¡Santa finalmente decidió visitarnos!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Ustedes siempre han sido buenos, niños”, dijo el papá de Tony, disfrazado de Santa. “Lamento haber tardado tanto en visitarlos... ¡pero he venido con regalos! ¡Mis pequeños duendes me ayudaron a elegir los mejores para todos ustedes!”.

Los niños comenzaron a dar saltos al escuchar que Santa les había llevado regalos. Tony y su mamá comenzaron a repartir los obsequios a todos los niños y estos comenzaron a jugar felices.

Tony y sus padres pasaron toda la tarde con los pequeños del refugio. Después de ver las sonrisas en los rostros de los niños, prometieron apoyar a su hijo si alguna vez decidía darles regalos nuevamente.

No tenían idea de que, antes de que se fueran al segundo refugio, los oficiales administrativos del primero habían tomado fotos y videos de ellos jugando con los niños.

Su historia conmovió los corazones de miles de personas, y muchos decidieron ayudar a Tony en su misión para asegurarse de que los niños de los albergues disfrutaran de la temporada navideña.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Para cuando terminó el año, los padres del chico lo ayudaron a crear la página de Facebook “Misión de Tony para la Navidad” debido a las muchas consultas que estaban recibiendo.

A través de esta página, personas de muchas partes donaban juguetes, libros y dinero para que Tony pudiera dárselos a los niños de los refugios durante la época navideña. Algunos también enviaban cajas con juguetes, libros y dinero para el chico.

“Mamá”, dijo el niño un día cuando una enorme caja con juguetes llegó a su casa. “Esta está etiquetada ‘¡para Tony!’”, dijo emocionado. “¿Puedo abrirla?”.

“Por supuesto, hijo, pero primero lee la carta. ¿Qué dice?”, le preguntó su mamá. Abrieron juntos el sobre sellado y se sentaron en la sala de estar para leer la nota.

“Estimado Tony,

Gracias por ser una gran inspiración para muchos. Tu generosidad y desinterés han provocado un movimiento en muchas partes, formando una cultura de amor, bondad y felicidad. ¡Qué hagas felices a muchos más niños y esperamos que más personas te ayuden a ti y a tu causa! ¡Oramos para que tú y tu familia sean bendecidos con todo lo que necesitan y más porque se lo merecen! Esperamos que te gusten estos juguetes que elegimos para ti. Esperamos que disfrutes de tu infancia de la misma manera que estás permitiendo que los niños de los refugios también tengan una infancia normal”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Cuando terminaron de leer la carta, la mamá de Tony estaba llorando. “Ay, hijo”, dijo ella, abrazando a su pequeño. “Has inspirado a mucha gente. Estoy muy orgullosa de la persona en que te has convertido. No podría estar más orgullosa de ti, hijo. Te amo”.

“Tú y papá me criaron para ser quien soy, mamá. Sé que ustedes dos trabajan duro para darme lo que tengo, y por eso he aprendido a estar agradecido por todo”, respondió él. “Quiero que esos niños crezcan de forma normal como lo he hecho yo”, le dijo a su mamá.

Tony llegó a su adolescencia trabajando con el programa “Misión de Tony para la Navidad”. Recibía tanto apoyo de otras personas que podía ayudar a más de cinco refugios cada año y tenía un fondo corriente que podía usar cada Navidad.

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Una simple visita al patio de recreo durante su infancia inspiró al chico a dar vida a todo un programa gracias a su amabilidad. Su ayuda a los refugios se convirtió en una tradición navideña que miles de personas esperaban cada año.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Lo que les enseñas a tus hijos juega un papel importante en la forma en que crecen: Tony se enorgullecía de sus padres a pesar de que no eran ricos. Él les daba crédito por haberlo criado para que fuera una buena persona, y esto se tradujo en una iniciativa para hacer felices a muchos huérfanos cada año.
  • No es necesario ser rico para ayudar a otras personas: Tony y sus padres no tenían mucho en la vida, pero aprovechaban al máximo lo que tenían. Ellos comenzaron a ayudar a otras personas necesitadas reuniendo sus recursos y, eventualmente, trabajando mano a mano con otras personas para hacer que el programa de su hijo tuviera éxito.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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